Año de publicación: 2012
Valoración: Imprescindible
"Le pregunté a la culta dama si conocía el cuento de Augusto Monterroso titulado 'El dinosaurio'.José de la Colina (tampoco están mal los giros de Pablo Urbanyi o Marcelo Báez) le da una vuelta de tuerca al mítico lagarto. ¿Hasta qué punto el micro, a fin de cuentas un velocirraptor, ha evolucionado? ¿Qué meteoritos ha tenido que sortear para salvar el pellejo?
-Ah, es una delicia –me respondió- ya estoy leyéndolo".
Ya sólo –permítanme esta tilde díscola- por el prólogo de Fernando Valls, que responde a muchas de estas cuestiones, merece la pena hacerse con esta antología de microrrelatos: Fernando (no dejéis de pasar por su blog La nave de los locos) conoce perfectamente el paño y nos monta una estantería con las joyas del género. De esa cuidada biblioteca y de la red se nutre Mar de pirañas.
El volumen es un auténtico festín, una sucesión de de bocados minimalistas que dejan agradablemente insatisfecho al lector. Cada texto es un plato que se devora rápido, una copa de un caldo exquisito que se bebe con avidez pero que necesita un tiempo en boca para pillarle el retrogusto: conviene, tras cada historia mínima de Castán, después de cada genialidad de Olgoso, de Greciet, de Prieto Barba, de Muñoz Rengel, de Sánchez Quiles… releer de nuevo la página, detenerse en los recovecos de sus párrafos y cerrar después el volumen para paladearlo durante unos minutos o macerarlo durante una tarde.
Y es que estas "Nuevas voces" –éste es el subtítulo de la colección- son dignas herederas de Javier Tomeo, de Luis Mateo Díez, de Merino, de Millás, de Monzó, de Mrozek o de Örkény. La mayor parte de ellos son sencillamente brillantes.
Quizá –por buscarle algún pero- servidor hubiera escogido otras pirañas de Iwasaki (hay verdaderas maravillas en Ajuar funerario) y hubiera colgado el "Aviso" de María José Barrios. Servidor, tal vez equivocadamente, hubiera añadido a este inventario algún texto de M. José Martín de la Hoz (“Vendo agendas pequeñas para gente de pocos amigos”).
Nada, felizmente, es perfecto. Lo importante es que el dinosaurio está vivo; más vivo que nunca. Se lo debemos, aparte de a sus autores, a la Nube y a editoriales alternativas y entusiastas como Impedimenta, Páginas de espuma, Lengua de trapo o Menoscuarto que apuestan por la orfebrería literaria pues creen que se debe leer también a sorbos. Pueden, pues, despertarse tranquilos.
"Terminemos, o como diría Ana María Shua, "huyamos, los cazadores de letras están aq…"
En fin.
Firmado: Aster Navas
¡Larga vida a las tildes díscolas! ;)
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ResponderEliminarTodo el mundo que conozco sigue acentuando "guión". La RAE podrá decir misa, pero guión es palabra bisílaba. No sé de nadie que la pronuncie en un solo golpe de voz, como la segunda sílaba de "avión". Todo el mundo dice gui-ón. Y por eso lo escribe con tilde. Viva la desobediencia civil. Como Max Estrella, tengo el honor de no ser académico.