Título Original: Arabian Sands
Año de publicación: 1959
Valoración: Recomendable
Debo tener Arenas de Arabia desde hace casi una década, y desde que lo recibí (un regalo), pasó a engordar la amplitud de mi biblioteca sin que me suscitara el menor interés. Sin embargo, hace poco, reorganizando libros, lo cogí, lo sostuve, lo hojeé y ya no pude devolverlo a la biblioteca hasta que lo finalicé. Y es que, sin contar una “hazaña épica”, la obra de Wilfred Thesiger sumerge al lector en otra época, o más bien debería decir en otro mundo, ya extinto, pero no menos fascinante por ello.
Wilfred Thesiger fue un explorador británico nacido en Abisinia (Etiopía), que pasó algunos años de su vida (los mejores según él) recorriendo los áridos y extensos desiertos de la península Arábica, entre ellos, el “Territorio Vacío” (la región de Rub’al Khali), nombre por el que los pueblos arábigos conocían al desierto de arena más grande del mundo, que ocupa alrededor de la cuarta parte de la península, y cubre zonas de Yemén, Omán, los Emiratos Árabes y gran parte de Arabia Saudí. Un lugar donde apenas unos pocas tribus eran capaces de adentrarse, atravesarlo y salir vivo de la aventura.
Wilfred viajó realizando mapas de zonas antes nunca exploradas por occidentales, conviviendo con los beduinos y otras tribus milenarias capaces de sobrevivir en un entorno inhóspito, donde la vida parece imposible, y aunque posible, de condiciones desoladoras: sed, hambre, frío, calor, miedo... Además de las condiciones extremas, tuvo que vérselas con los pueblos musulmanes que no toleraban a un extranjero en sus tierras (al que consideraba como “cristiano” y por tanto “infiel”), así pues, a menudo tuvo que evitar ser visto, hacerse pasar por árabe o buscar la protección de un jeque tolerante para obtener seguridad y que su vida no peligrara.
El autor escribe la obra años después de su aventura, lo hace utilizando un lenguaje sencillo, incluyendo los mapas realizados de su propia mano, fotografías tomadas por él, un glosario con los nombres de plantas y otro con los nombres de los distintos personajes.
Entre otros aspectos, disfruté con el libro porque cuenta con pelos y señales como es el día a día de esos pueblos del desierto: su alimentación, entretenimiento, moral, cultura, normas... Thesiger lo escribe de forma tan personal y cercana que mientras lees Arenas de Arabia, parece como si te encontraras allí mismo, entre ellos, saboreando café mientras tratas de comer el pan de la cena, un pan insípido y duro como una piedra, lleno de cenizas y de tierra, pero alimento al fin y al cabo, un alimento que servirá para mantenerse vivo y proseguir el recorrido del “Territorio Vacío”.
Firmado: Rubén J. Triguero
Por fin.Este si promete.Porque llevabamos una temporadita que, bueno,bueno,bueno.
ResponderEliminarUn libro fantástico, tanto como su vida. Realizo miles de fotografías que son todo un testimonio de formas de vida casi perdidas en su mayoría.
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