Título original: La condition humaine
Año de publicación: 1933
Valoración: Se deja leer
Tengo que reconocer que ‘decepcionante’ era la primera calificación que me venía a la cabeza a la hora de comentar este libro. O quizá, como suele ocurrir, es que esperaba demasiado, en atención a la propia personalidad del autor, o movido por el sugestivo escenario en que nos sitúa la acción desde el principio, la revolución china, lugar y momento histórico nada habituales en el mundo literario.
En este aspecto, nos encontramos sin embargo con que el telón de fondo nos queda un poco vacío, y el escaso flujo de información sobre tales convulsiones sociales da lugar a que el escenario pierda casi toda su razón de ser, resultando perfectamente intercambiable con cualquier otro: pudo haber sido la Guerra civil española (que Malraux conocía bien), la revolución rusa, o un simple conato huelguístico de la Inglaterra de principios de siglo. Los datos que debieran ponernos en situación son pocos y confusos, y apenas sirven para enterarnos de cuál es el papel de cada uno de los personajes.
Así que son estos –un elenco que nos hace pensar en un modelo narrativo coral, o de personaje colectivo- los que deben sostener la acción. Pero tampoco por este camino terminamos de verle el atractivo al relato. Ninguno de los protagonistas consigue emocionarnos, implicarnos en su historia, hacernos pensar… Exceptuando a Chen (el terrorista) y a un ‘secundario’ como Hemmelrich, los personajes parecen planos y arquetípicos, lineales y previsibles, simples figuras que se van quemando, cada uno a su manera, en medio de una sacudida histórica de la que tampoco nos estamos enterando bien.
En definitiva, muchas palabras, demasiadas páginas, todo parece hojarasca que uno debe ir apartando para descubrir algo en el fondo… algo que sólo se llega a intuir, la ‘condición humana’ sometida a situaciones límite, personajes que responden con sus limitaciones, sus fortalezas o debilidades… Buenas intenciones y un escenario apasionante, todo ello devaluado por un argumento endeble y confuso, unos personajes más bien pobres. Hay, sí, algunos momentos sobresalientes, como la larguísima discusión sobre el desarme de los comunistas (que evoca las interminables disputas con los anarquistas durante la Guerra civil), el tira y afloja emocional de Kyo y su mujer cuando aquél se dirige a su previsible captura, o el ‘descenso a los infiernos’ del citado Hemmelrich. Pero poco más.
Quizá el libro nos pide una segunda oportunidad, quizá una relectura. Quizá por eso le ponemos un ‘Se deja leer’.
Firmado: Carlos Andia
Sí, a mí también me pareció Chen el mejor personaje de la novela. Y el momento del atentado, el mejor conseguido. Junto con el momento en que la mujer de Kyo decide acompañarle.
ResponderEliminarPor lo demás, sí, no encontré la joya existencialista que esperaba.
Hola. Fíjate, hubiese jurado sin temor a equivocarme que esta novela se había reseñado hace ya mucho aquí y ese fue el motivo de que no la abordase en su día. Pero llevo un buen rato rebuscando y tengo que rendirme: si no está, no está.
ResponderEliminarTienes razón, el texto que has leído (supongo, ya que en su día busqué incansablemente y no encontré otro) es una desdicha. Pero el pobre Malraux no tiene la culpa de nada, él construyó una maravillosa epopeya y luego vino un traductor más que mediocre a arruinársela. Te lo digo porque pasé semanas leyendo las versiones francesa y española, comparándolas, tomando notas, documentándome, y esa es la conclusión que saqué, pero no soy la única. Traducir esta novela es muy complicado, incluso siendo un experto, yo no lo soy, así que caía en los mismos baches que César A. Comet, con la diferencia de que mi función es la de simple lectora y él, parece, el único que ha tenido el honor de trasladar el texto a nuestro idioma. Por cierto, no sé a qué esperan los editores para ofrecernos una versión revisada y traducida como se merece.
Naturalmente, no se entiende bien la mayor parte, hay incongruencias, frases sin sentido, palabras que no cuadran porque se han vertido literalmente (y.como sabemos, los "faux amis" constituyen un gran peligro en estos casos).
Al final, acabas agotado, sobre todo si te lo tomas tan a pecho como yo, y no extraes ni la milésima parte del jugo. Pero tenía que escribir dos reseñas sobre él, así que me apliqué y algo salió. Aquí cuento mi opìnión mencionando el problema de la traducción en la última línea:
http://tertulectos.blogspot.com.es/2013/06/la-condicion-humana-de-andre-malraux.html
Y aquí sí me empleo a fondo contra el asunto:
http://orlandiana.blogspot.com.es/2013/05/la-condicion-humana-de-andre-malraux.html
Me ha parecido conveniente dejar mi opinión porque no me parece justo que quede esta idea en nuestros lectores. Ni justo para Malraux, ni para la novela en sí misma, ni para cualquier lector potencial.
Saludos cordiales
Acabó de releer el prólogo al libro de Vargas Llosa -porque recordaba que lo ponía por las nubes- y no parece que hayáis leído el mismo libro: todo es inmejorable, obra maestra, una de las más fulgurantes creaciones de nuestra epoca, eficacia en la prosa sincopada, reducción de TODO a un mínimo esencial, se la ha leído seis veces, se caga vivo cada vez que se la vuelve a leer...
ResponderEliminarEn fin, teniendo en cuenta que:
a) Paso de Vargas Llosa.
b) Tengo muy claro que una mala traducción puede escabechar un buen libro.
Creó que voy a haceros caso, y dejar la lectura de esta tragedia clásica incrustada en la vida moderna para mejor ocasión.
Y mira que Malraux parece un tío majo.
Gracias por avisar, y un saludo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGran crítica, he leído otras entradas tuyas y son muy buenas críticas, ahora se a donde acudir para buscar un buen libro.
ResponderEliminarEra un adolescente cuando leí esta obra, hace más de 30 años.
ResponderEliminarLa verdad, no recuerdo nada. Ni la historia, ni sus personajes, nada.
Sin embargo, sí recuerdo que cuando terminé de leerla me pareció maravillosa, una gran obra. Debo confesar que esta buena crítica y los comentarios que me preceden me están invitando a una relectura.
Gracias por traer a Malraux a ULAD!
Ya daba por supuesto que habría opiniones muy distintas, aunque la verdad no contaba con la de Vargas Llosa. Bueno, él tiene su visión (muy autorizada, desde luego) y cada uno de nosotros, la nuestra.
ResponderEliminarCierto que las traducciones pueden estropear una obra, conozco algunos casos, pero sinceramente me parece difícil hundirla hasta ese punto. Igual un día me decido a explorar el texto original, pero me temo que tengo otras prioridades.
Muchas gracias a todos por los comentarios. Un saludo. Carlos.
A mí me pareció muy buena, con muchas maravillosas frases que se quedaron a medias por la mala traducción (la descargué de internet), pero creo que el papel que todos juegan es trascendental, y nos hace ver "la condición humana": egoísmo, miedo, esperanza, amor, fe, duda, conveniencia, poder, muerte, orgullo.. Creo que cumple todos los elementos de una narración de guerra.
ResponderEliminarHola Mathilde. Parece que todos coincidimos en el daño que esa traducción (o esas, no sé) le hicieron a la novela. Ya sabes, aquello de 'traductore traditore'. Pero aún así sigo pensando que le falta brío, a mi personalmente la verdad es que no me ha llegado a interesar mucho.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu opinión.