Año de publicación: 2011
Valoración: se deja
leer
Una novela
nunca es una simple sucesión de acontecimientos sino un trozo de vida que se
desarrolla ante nuestros ojos y del que, incluso, podemos formar parte si nos
sentimos mínimamente implicados. Es preciso oler, tocar, escuchar, ver, incluso
saborear en ocasiones, el trozo de realidad que el autor ha forjado para que,
de alguna manera, forme parte de nuestra vida durante un periodo limitado, el
que tardamos en llegar a la última página. Esto, que parece una obviedad, no es
tan fácil de conseguir, por eso las obras que cumplen estos requisitos se
pueden contar con los dedos.
El subgénero
histórico no puede ser una excepción, ni conformarse con hilvanar unos cuantos
sucesos extraídos de las crónicas añadiendo un fondo ambiental más o menos
definido, algunas suposiciones traídas por los pelos y un puñado de diálogos no
demasiado creíbles.
Como la novelización
es casi inexistente, historia es lo único que encontramos aquí. El 28 de junio
de 1914, el archiduque Francisco Fernando de Austria –futuro heredero del trono
austrohúngaro– y su mujer, la condesa Sofía, fallecieron en atentado cometido por
un grupo de siete jóvenes procedentes de un grupo nacionalista serbio conocido
como la Mano Negra, estableciendo así las condiciones para que la Primera
Guerra Mundial estallase solo un mes más tarde. Esto se deja claro, sí, pero poco
más. No se profundiza demasiado, ni en la situación política del momento, ni en
el clima social, ni en la postura y reacciones de los agentes en juego, tampoco
se aportan muchos datos del entorno, de forma que quedan en el aire una gran
cantidad de preguntas. Si Eladi Romero hubiera presentado los antecedentes con claridad,
si hubiese analizado las causas teniendo en cuenta todas las fuerzas políticas
y sociales en juego, además de desentrañar en lo posible los auténticos motivos
de los personajes y dibujar un retrato creíble de ellos, es decir, si hubiese recreado
debidamente los hechos descubriendo al lector el comportamiento de cada
individuo así como la relación entre ellos, en lugar de limitarse a exponerlo
sin más, hubiésemos podido disfrutar de la lectura y, de paso, entender un poco
mejor un significativo episodio de la historia europea del siglo XX.
En cambio, conocemos el nombre y la edad de los
participantes en el atentado, el desarrollo escueto de los preparativos, la
declaración, quizá literal, de alguno de ellos. También se nos informa de las
condenas. Datos, datos y más datos. Tan fríos y dispersos como los de cualquier
texto escolar. Aburridos incluso. Una pena, porque las posibilidades del argumento
eran infinitas a priori. Y hubiesen dado verdadero juego desde todos los puntos
de vista si el autor se hubiese molestado en analizar con profundidad cada
faceta y aportar un mínimo de vitalidad narrativa al conjunto.
No es este el lugar más apropiado para este comentario, pero no encuentro otro adecuado.
ResponderEliminarTampoco veo el cuadro de seguidores para seguir este blog. No obstante, hace tiempo que lo tengo entre mis blogs favoritos en el mío:
http://elblogdelafabula.blogspot.com.es/
Ahora te he nominado para el premio LitArChis (enlaza en http://elblogdelafabula.blogspot.com.es/2015/05/mi-amiga-kirke-del-blog-leer-el-remedio.html
Un saludo. Espero que te haga ilusión.
Hola, Montuenga:
ResponderEliminarsi te interesa el tema, te recomiendo que leas "Sonámbulos" de Christopher Clark, que profundiza precisamente en él. Aunque te aviso que es un buen "tocho" de Historia pura y dura (de hecho, yo aún no he llegado a acabarlo).
Un saludo.
Hola Juan, muchísimas gracias.Desde luego, prefiero un buen manual de historia, por muy tocho que sea, que una mala novela histórica. La historia me produce mucho respeto, la novela también, y algunos escritores parecen tomarse a chufla ambas.
ResponderEliminarDesde luego, me he quedado con ganas de saber mucho más de este asunto. Echaré un vistazo al que dices con idea de hincarle el diente después del verano o así.
Últimamente estoy participando en lecturas de grupo y eso supone: que coincido más de la cuenta con lo que ya se ha ccomentado en ULAD espaciándose demasiado mis reseñas, que me embarco en lecturas que ni me van ni me vienen, que tengo decenas de libros esperando su turno en el ebook o en las estanterías...
Saludos y gracias otra vez.