Idioma original: inglés
Título original: Without You, There is No Us
Año de publicación: 2014
Traducción: Pablo Álvarez Ellacuria
Valoración: muy recomendable
Pues si tal concepto existe (y si no, acabo de inventármelo), esta que leéis cerrará mi particular Trilogía de Reseñas de Corea del Norte. Con lo que podría llamarse un testigo neutral. Y, si se me permite llegar a una conclusión, diría que ésta es contundente: menudo estado opresor, menudo tinglado orquestado por la dinastía de los dictadores, menudo engaño eso de que gobiernan para que su pueblo sea feliz.
Frases que definen un libro, aunque se encuentren al final de un párrafo más allá de la mitad de éste.
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Frases que definen un libro, aunque se encuentren al final de un párrafo más allá de la mitad de éste.
"Es un hecho que la RDP de Corea infantiliza a sus ciudadanos y procura que estén desvalidos e impotentes para que dependan por completo del Estado".
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Suki Kim participa como profesora de inglés en una serie de cursos con los vástagos de la teórica élite norcoreana. Sus alumnos, un grupo de jóvenes que pretende aprender el idioma, si bien casi seguros de que no van a tener oportunidad de poner en práctica lo aprendido, porque lo de salir de Corea del Norte está un pelo complicado. Y Suki Kim haciendo juegos malabares para dar testimonio de esa experiencia, testimonio que se basa no en la truculencia sino en una especie de inquietante suspense. Pues Kim, como profesora, es incapaz de abstraerse al lógico cariño que se desarrolla hacia el alumnado, cariño que se exacerba al conocer las circunstancias. Por lo que debe calcular cada paso que da en medio de esa atmósfera asfixiante.
Honestamente, Suki Kim no da el pego de marioneta a las órdenes del capitalismo. Para empezar, Sin ti no hay nosotros no se publica por una multinacional rodeada de gran fanfarria, sino que lo hace la voluntariosa gente de Blackie Books. No es que ello garantice nada, y quizás comprendan que les recrimine un poco el envoltorio aplicado: puede dar la impresión de que vamos a ser sometidos a una letanía de torturas, actos de injusticia, crueldad, todo eso que leemos con avidez a la par que nos pone los pelos de punta. Pero esta experiencia es más sutil. Kim ha de diseñar cualquier contenido didáctico para que este no desemboque en preguntas de los oficiales que la están controlando. Ha de medir sus palabras, con quién conversa, cuándo, sobre qué, en qué idioma, ha de cuidar las apariencias consciente de que todos sus gestos son estudiados, recopilados, analizados. Ha de proteger a sus alumnos no porque sean de una manera u otra, sino por cómo puede ser interpretada cualquier situación en su coincidencia con ellos. Y este día a día acentúa su desesperación, a la que no puede dar salida con otra cosa que saliendo a correr y recopilando en una memoria USB todo lo que luego constituirá este libro.
Sin sensacionalismos, Kim acaba explicándolo todo. La falta de libertad personal, el control férreo sobre la existencia, el colosal engaño al servicio de algo que, disfrazado de ideal, es solo una locura megalomaníaca al servicio de una élite como cualquier otra. Donde Adam Johnson apostaba por una visceralidad dramatizada, Kim esboza un panorama aún más desolador, el de un país devastado por el hambre, el desequilibrio, el fantaseo delirante, la opresión sin compasión alguna, sin oportunidades, sin perspectiva alguna, sin resquicio a la iniciativa sea esta la que sea. Y lo que aporta un plus de credibilidad es cómo Kim redondea los frutos de su experiencia. Porque no puede evitar explicar lo que ha visto y lo que ha percibido, pero, al comprender el extremado riesgo de ser demasiado concreta en la relación de las situaciones, altera nombres, situaciones, secuencias, para evitar que sus alumnos padezcan represalias. Cualquier crónica amarillista prescindiría de este hecho.
Sin sensacionalismos, Kim acaba explicándolo todo. La falta de libertad personal, el control férreo sobre la existencia, el colosal engaño al servicio de algo que, disfrazado de ideal, es solo una locura megalomaníaca al servicio de una élite como cualquier otra. Donde Adam Johnson apostaba por una visceralidad dramatizada, Kim esboza un panorama aún más desolador, el de un país devastado por el hambre, el desequilibrio, el fantaseo delirante, la opresión sin compasión alguna, sin oportunidades, sin perspectiva alguna, sin resquicio a la iniciativa sea esta la que sea. Y lo que aporta un plus de credibilidad es cómo Kim redondea los frutos de su experiencia. Porque no puede evitar explicar lo que ha visto y lo que ha percibido, pero, al comprender el extremado riesgo de ser demasiado concreta en la relación de las situaciones, altera nombres, situaciones, secuencias, para evitar que sus alumnos padezcan represalias. Cualquier crónica amarillista prescindiría de este hecho.
http://mmibblog.blogspot.es/
ResponderEliminar¿Cuáles son los otros dos libros que completan esa "trilogía"? ¿¿Cuáles??
ResponderEliminarLos otros dos libros son, respectivamente, una
ResponderEliminarcomedia, y una tragedia. Gracias por el comentario (a tí, y a los de los autopromos, no tanto, pero va, bueno).
Me podrias pasar el libro? Mi correo es: wilbert_angomas@hotmail.com
EliminarHola, alguien me podria pasar el libro? Mi correo es: wilbert_angomas@hotmail.com
ResponderEliminarAlguien me puede pasar un link o el libro Porfavor , Gracias davo_o@live.com
ResponderEliminarAlguien me podrías pasar un enlace al libro porfi!!! mi correo es rutxu_86@hotmail.com mil gracias!!
ResponderEliminaralguien podría pasarme el libro mi correo es ajremolina02@hotmail.com
ResponderEliminarNo hacemos esa clase de cosas. Prueba con las bibliotecas públicas.
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