Idioma original: francés
Traductor: Manuel
Serrat Crespo
Año de publicación: 2007
Año de publicación: 2007
Valoración: está
bien
Daniel Pennac (del corso Pennachioni, un apellido mucho
más sabroso) es autor, además de este libro, del llamado en su momento
“cuarteto de Belleville” (que luego se convirtió en sexteto), donde se narraban
las andanzas del señor Malaussène, improbable detective, chivo expiatorio de
profesión y cabeza de familia numerosa, junto a una extravagante troupe que pululaba por el XX arrondissement. De lo más divertido y
recomendable.
Pennac, que además de novelista ha sido enseñante de
lengua y literatura francesas durante muchos años, trató ya sobre este tema,
aunque fuera de forma secundaria, en el anterior Como
una novela y en este Mal de escuela
vuelve sobre ello. En realidad, su intención, al menos en un primer momento no
era la de escribir un libro sobre la escuela, sino sobre las vicisitudes de los
malos alumnos, los “zoquetes” (que en francés se conocen como “cancres”, es decir, cangrejos, porque en
vez de avanzar de frente, van de lado o incluso hacia atrás). La razón es que
él mismo,de adulto profesor y escritor de éxito, fue de niño uno de esos zoquetes y
así, nos va contando sus angustias como mal alumno incapaz de comprender nada,
la desesperación de su madre, su traslado a un internado y su empantanamiento
en una situación opresiva y, en apariencia, irreversible para él hasta que la
literatura ( de hecho, nos deleita también con su propia “biografía lectora”)
y, oh, sí, el amor, le liberaron y recondujeron hacia la normalidad académica.
Sobre estos recuerdos suyos como alumno zoquete versa la
primera mitad del libro. La segunda, como era previsible, a pesar de su
declaración expresa de que no sería otro libro “sobre la escuela”, trata de su
experiencia como profesor de otros alumnos zoquetes, los problemas (o supuestos
problemas ) de la enseñanza de hoy y los que deberían priorizar los profesores
para lograr su objetivo de “salvar” a esos alumnos zoquetes. De paso,
reflexiona de forma quizás algo somera pero llena de agudeza y sentido común, sobre
otros temas tangenciales a éstos, como son las infinitas posibilidades y
ambivalencias del lenguaje; las diferentes clases sociales y su interrelación;
los marginados de la sociedad actual; la violencia urbana contemporánea,
magnificada por los medios (más aún en Francia) y, sobre todo, , la
omnipresente sociedad de consumo, que instrumentaliza a los niños
convirtiéndoles en “niños clientes” (en nuestras sociedades ricas. En otras más
pobres, son “niños productores”, “niños soldados”, “niños prostituidos”…).
Todo, eso sí, con el humor y la bonhomía que caracteriza la prosa de Daniel Pennac (quien haya leído alguno de sus libros sabrá de lo que hablo). Quizás con demasiado énfasis, en ocasiones, y también con ese protagonismo del autor que parece se ha extendido entre la literatura francesa reciente (vale, ya se que el protagonismo del autor es inherente a un libro de memorias, pero yo ya me entiendo…). Pero lo resuelve con una prosa tan amena y hasta divertida, que sus posibles defectos son fácilmente soslayables, si es que a alguien le molestan.
En suma, un libro que interesará especialmente, supongo yo, a quien se dedique a la enseñanza o esté relacionado con ella. Pero también a aquellos padres sufrientes por tener un hijo un poco borric… perdón, quiero decir “cangrejo”. Como se ve, siempre hay lugar para la esperanza.
Todo, eso sí, con el humor y la bonhomía que caracteriza la prosa de Daniel Pennac (quien haya leído alguno de sus libros sabrá de lo que hablo). Quizás con demasiado énfasis, en ocasiones, y también con ese protagonismo del autor que parece se ha extendido entre la literatura francesa reciente (vale, ya se que el protagonismo del autor es inherente a un libro de memorias, pero yo ya me entiendo…). Pero lo resuelve con una prosa tan amena y hasta divertida, que sus posibles defectos son fácilmente soslayables, si es que a alguien le molestan.
En suma, un libro que interesará especialmente, supongo yo, a quien se dedique a la enseñanza o esté relacionado con ella. Pero también a aquellos padres sufrientes por tener un hijo un poco borric… perdón, quiero decir “cangrejo”. Como se ve, siempre hay lugar para la esperanza.
No se si me acaba de llamar -.- Pero gracias por darlo a conocer :D Quizás me anime! Un besin.
ResponderEliminarGracias, Ginger. Reconozco que yo leí este libro debido, sobre todo , al grato recuerdo que guardo de la serie del señor Malaussène (y esos sí que son absolutamente recomendables), pero es cierto que el interés de éste es más limitado, por decirlo así. Un saludo.
EliminarA mí me resultó de lo más interesante, siempre hay una esperanza para los que van regular en el cole....en francés gana mucho, empezando por el título
ResponderEliminarHola, María: estoy seguro de que tienes razón. Y si te ha gustado este libro,entonces te recomiendo también "Como una novela", una suerte de ensayo donde trata el tema de la literatura, pero también algo el de la enseñanza. Un saludo.
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