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domingo, 20 de abril de 2014

Barbara Comyns: Y las cucharillas eran de Woolworths

Idioma original: inglés
Título original: Our spoons came from Woolworths
Fecha de publicación: 1950
Valoración: Recomendable

 Hace unas semanas, Yemila publicaba por aquí una reseña de otro libro de Barbara Comyns, La hija del veterinario, y contaba el buen sabor de boca que le había dejado.

Curioso de mí, me hice con el libro, lo leí y también me gustó. Tanto como para buscar en la biblioteca otro libro de la misma escritora. Lo hice, lo encontré, y tengo que decir que esta segunda obra que leo de Comyns, Las cucharillas eran de Woolworths, me ha gustado aún más.

Barbara Comyns, como se decía en el otro post, fue una mujer con una vida de todo menos usual. Nacida a principios del siglo XX, su padre era un químico inglés aficionado a la bebida, y su madre, una irlandesa de buena familia venida a menos. Fue criada junto a sus cinco hermanos con todas las comodidades del mundo hasta que su padre murió y entonces, todo dio un giro de ciento ochenta grados: las deudas que el hombre había contraído en vida transformaron la vida de Barbara y sus hermanos en una novelita de Dickens. Pronto se fue de casa, tuvo un matrimonio relámpago con un joven artista, estudió arte, pintó con cierto éxito, fue musa de pintores, se volvió a casar con un hombre mucho más estable que el primero, tuvo hijos, viajó mucho, publicó libros…

 En fin, Comyns disfrutó de/padeció una vida bohemia de manual en la Inglaterra de entreguerras y en otros países (se dice que vivió nada más ni nada menos que dieciséis años en Barcelona). Las cucharillas eran de Woolworths tiene muchos elementos autobiográficos de Comyns, de cuando era una veinteañera y malvivía con su primer marido, al que conoció de una forma un tanto accidental y con el que se emparejó a velocidad sideral movidos ambos por una pasión alocada y más bien adolescente. Pero enseguida llegarían los problemas: las carencias económicas, el hambre que habitualmente pasaban, el trato desdeñoso de sus familiares, la irrupción de bebés y “terceras personas”… Tan autobiográfico es todo, que en la introducción la escritora especifica qué capítulos de su obra están extraídos directamente de la realidad, de su realidad. En este punto, decir que yo recomiendo, una vez más, leer la introducción una vez leída la novela. Así uno puede hacer cábalas sobre qué capítulos son los “reales”. La novela es breve, curiosa, amarga y divertida a partes iguales.

 Comyns escribe con un estilo fresco y desenfadado, a base de utilizar un lenguaje directo, frases sencillas, reflexiones lúcidas y, en conjunto, una narración franca y desprejuiciada pero en absoluto vacua (todo un logro), y por eso consigue que los peores episodios de la historia (bebés sufriendo, abandonos, etc…) no se hagan tan indigestos.

También es una buena forma de entrever la dureza del periodo entreguerras en la Inglaterra más bohemia imaginable y llegar a la conclusión de que las personas que provenían de buenas familias, como Barbara Comyns, por mucho que en algunos momentos de sus vidas se vieran dejadas de lado por la Diosa Fortuna, nunca renunciaban a sus inquietudes intelectuales, a ciertos contactos bien situados, y a salir adelante aunque fuera dando tumbos, sabedores que tarde o temprano, la existencia les concedería una tregua.

También de Barbara Comyns en ULAD: La hija del veterinario, El enebro

4 comentarios:

  1. No me acaba de llamar la atención, tanto por la portada como la sinopsis -.- Un besin!

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  2. Enhorabuena y muchas gracias por la labor que hacéis. Un abrazo.

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  3. Me parece interesante, pero aquí en Chile no está en ninguna de las grandes librerías. Voy a ver si puedo conseguirlo de algún otro modo.
    Cariños

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