Idioma original: inglés
Año de publicación: 1992
Título original: Killing time in a warm place
Traducción: Marta Alcaraz
Valoración: muy recomendable
Jose Dalisay (nótese la pérdida del acento en Jose, como indicativo de la recesión de la grafía española en aras de la inglesa) es el primer escritor filipino que reseñamos en ULAD. Y eso que su obra original es en inglés y, por tanto, completamente susceptible de englobarse en esa apisonadora que es la cultura en ese idioma.
A los de esta parte del globo las Islas Filipinas nos suenan a la Preysler, a Imelda Marcos y los miles de pares de zapatos, a cierta marca de galletas, a ex-colonia del imperio, a los sucesos de la embajada cuando la invasión japonesa, pero la tradición literaria filipina nos es muy ajena.
Bien, la buena gente de Libros del Asteroide nos presenta esta, primera novela de su autor, y, para qué esperar más, magnífica muestra de prosa que equilibra lo narrativo con lo evocador. Pues esta novela de innegables tintes autobiográficos resulta ser un viaje por un país extraño en fase de desarrollo, y su protagonista, sin recurrir al tópico, resulta ser representante de un determinado perfil generacional deslumbrado por las promesas rara vez cumplidas del proceso revolucionario (sepan que me he mordido la lengua para no llamarle utopía o incluso delirio). Nuestro protagonista, que bien pronto se nos muestra como un profesional de éxito asiduo a los aeropuertos, arrastra un pasado cargado de compromisos entreverados con la añoranza. Y a diferencia de los protagonistas de Murakami (otro escritor oriental, pero más prolífico y más beneficiado por la promoción) no se consuela a base de ir de cama en cama. Así que esta novela tiene algo que la emparenta con cierta narrativa latinoamericana. Sudorosa e inestable. Tropical y algo precaria. Un territorio que puede parecernos aventurado pero no nos es del todo ajeno. Existe un aire colonial que aleja a esta novela del experimento de exotismo, que le otorga una pátina de clasicismo.
Noel Bulaong vuelve a su país para enterrar a su padre. Su vuelo de vuelta le sume en evocaciones de una juventud comprometida en lo político (compromiso cuyo progresivo desencanto justifica) de una militancia arriesgada, de un país sacudido por conflictos, por leyes marciales, por gobiernos marioneta y por poder que cambia de manos, con las consabidas purgas, represalias, cazas de brujas y depuraciones. Ese recuerdo se adereza de hechos de la infancia, de olores y sabores, de primeras experiencias, de camaradería y amistad, y todo ello Dalisay lo narra con maestría y elegancia, con una precisión que convirtió a ésta, la primera de sus dos únicas novelas, en un referente en su país. Lo cual me parece muy merecido.
Extraordinario aporte. En cierto sentido Balagtas y Rizal son los escritores filipinos más conocidos; hay otros escritores de calidad que al escribir en dialectos locales no han hallado tanta resonancia a nivel internacional. Dalisay, laureado con dieciséis premios Palanca, es una de esas notabilísimas excepciones.
ResponderEliminarYendo a la fuente de referencia, podemos ver que relatos como "The Woman in Box" o "The Other Side" son muy ensalzados.
Gracias. De momento es el primer y único filipino que he leído, pero las recomendaciones son bienvenidas.
ResponderEliminar