Idioma original: español
Año de publicación: 2013
Valoración: está bien
Para los que tenemos cierta edad y hemos estado interesados por la música desde hace cierto tiempo, Diego A. Manrique suele ser una referencia de la crítica musical en español. No solo de la crítica: su voz tímida y calmada habrá acompañado a muchos en la placentera búsqueda y hallazgo de cuantioso material sonoro. Manrique fue uno de los damnificados de las oleadas de recortes en los medios públicos, que clausuraron su programa de radio y lo jubilaron de su presencia en la primera línea.
Para completar Jinetes en la tormenta, Manrique habrá tirado de archivo y de su sabia y experta memoria. Pero, salvo para esgrimir su condición de periodista de referencia y meterse algún cuarto en el bolsillo, no le acabo de ver el sentido a un libro de contenido tan obvio (y título, ya que estamos, traducir el de una canción de los Doors a cuenta de una anécdota algo forzada no es el paradigma de la originalidad). Habiendo como hay, hoy en día, toda posibilidad de acceso a cualquier información, la gracia de este artefacto publicado por Espasa se limita a eso, a la labor de agrupación de artículos, a redactarle una pequeña entradilla a cada uno de ellos, a la aportación de cierto orden lógico, y a constatar que Manrique ha ido perdiendo cierto perfil critico en el sentido estricto. Que, cuando se posee un nombre tan emblemático, también hay que actuar para alertar a la gente no sólo de grandes discos, sino de artistas de gran repercusión completamente vacua e inmerecida. O presentar tesoros escondidos, o de artistas que no han equiparado su influencia artística a su repercusión popular. En este libro hay demasiado halago y demasiada mantequilla untada sobre el pan equivocado, o sobre pan que ya tiene gruesas capas de mantequilla. En algún punto Manrique se ablanda y opta por ese buenrollismo tan des-recomendable cuando se aconseja a la gente. No soy de los que piensa que para gustos los colores. Aún suena mucha porquería en las radios como para no advertirle a la gente que se aleje de ella. Manrique, o Espasa, han optado por algo tan acomodaticio con este libro (que solo habla bien de discos de figuras consagradas y archiconocidas),han hecho algo tan exento o alejado de todo riesgo, que han perdido una gran oportunidad: usar los conocimientos de este hombre para divulgar aquello que ya no está divulgado.
A base de asegurar el tiro, esto parece una tómbola con premio seguro. Omisiones de importantes movimientos así, del tirón (encima, de todos los calibres: la representación de movimientos como punk, new wave, estilos de electrónica, o heavy metal es prácticamente nula): una tozuda tendencia a centrarse solo en grandes figuras que no necesitan ya de más panegiricos ni promoción (¿hacen falta más elogios a los Beatles o a los Rolling Stones? ¿de verdad?). Todo hace que este libro acabe pareciendo aquello por lo que es famoso Espasa: un enorme tomo repleto de datos que se suceden sin aportar más que una especie de entusiasmo standard, por no decir, directamente al ralentí. Sin ni siquiera la neutra justificación de la obra de consulta.
Leo la valoración: Está bien. Y a continuación la crítica: No está nada bien. ¿En que quedamos?
ResponderEliminarBuenas, Gatopando, gracias por leernos. Pues el parco "está bien" es el aprobado por los pelos que otorgamos en ULAD cuando, como mínimo, agradecemos el esfuerzo del autor o, como dice alguno, no queremos empezar a ponernos desagradables. O sea: si quieres leer lo de siempre sobre los grupos de siempre y pasar el ratito, adelante. Pero nada más que eso.
ResponderEliminarEs que somos muy considerados, aquí, sabes.
Il Gatopardo: como autor del libro, asumo esa disonancia de Francesc. Entiendo que prefería otro contenido pero el libro parte de textos publicados en un diario nacional y allí no te piden textos sobre el death metal noruego (ya me gustaria...)
ResponderEliminarPrimero de todo, agradecer al autor del libro su atención a nuestra reseña. Y darle, personalmente, testimonio de mi absoluto respeto y admiración por su labor de divulgación a lo largo de su carrera. Pero, a la vez, decirle que esperaba más riesgo de este libro, esperaba justo lo que sus sesiones de radio y (esto va a revelar mi edad...) sus participaciones en Popgrama, en Vibraciones, en Rock Espezial... esperaba más riesgo de alguien que hablaba de Lydia Lunch, por ejemplo. En fin, que comprendo el sentido del libro hacia un público extenso y profano. Pero los die-hard seguidores esperábamos otro nivel. Quizás en el futuro. Saludos.
ResponderEliminar1. ¡Que te aproveche la coma! "Para gustos, los colores." Cuando se elide un verbo (en este caso, estar) se recomienda dar cuenta de ello [del hecho de la elisión] con una coma.
ResponderEliminar2. Los Doors, (falta más de un elemento lingüístico, por tanto, coma al canto*) concordancia macarrónica. O dices The Doors o te quedas con Las Puertas. Tú mismo.
3. Jamás leo un libro (ni collage alguno) sobre músicos (¡ojo, músicos! Sobre música ni se me ocurriría). Prefiero que ellos me cuenten lo que quieran contarme en/con sus canciones.
4. Y sí, para gustos, los colores. La franja del gusto va del desastre a la excelsitud. Un gusto invaginado sigue siendo gusto. Estoy hasta donde la espalda pierde su casto nombre de tus sentencias cutres.
* Sin haberlo planeado,
me ha salido un pareado.
Voy a meterme en la trinchera y no volveré a asomarme hasta navidad. Aquí tiran con bala.
ResponderEliminarLo cierto, Frances, es que hemos llegado a los cincuenta. Y la música que entonces escuchamos no tiene nada que ver nada, pero nada, con lo que hoy se hace. En general, basura. Nuestros hijos, cuando quieren escuchar algo nuevo se van a los años 70 y 80. Beatles y Rollings nos pillan un poco lejos, por aquello de que los 60, salvo en su recta final, suenan a lata y florecitas. Pertenecemos a una generación que vio morirse a Franco y nos dieron fiesta en el colegio, y que conoció un mundo de huelgas, reconversiones, y las primeras cifras oficiales de paro. Pasamos de Manolo Escobar al punk; y a al final, nos quedamos en Michael JacKson: grititos y tocarnos los huevos.
ResponderEliminarDiego A. Manrique: mi admiración. Tu libro será una mierda, pero la vida es dura ¿verdad? No corren los tiempos de Paloma Chamorro y "La edad de oro", ¿os acordáis, en la TV1? Francesc, mi felicitación por tu crítica, cruel. Vi a Manrique por televisión hace un tiempo, y no le reconocí, hasta que escribieron su nombre debajo. De todas maneras, es un grande, si el libro es una bazofia, no merece reseñarse y ya está.
Manrique, otra vez sé más fiel a ti mismo. No todo es pela aunque nos la pele... Muchas veces seguí tus recomendaciones. Todavía las sigo: un saludo, maestro.
Querido Jean P.
ResponderEliminar1. Tienes razón
2. Tienes razón
3. Para gustos, los colores.
4. Para gustos, los colores.*
*A mí me ha salido una cuarteta.
Apreciado Diego. Agradezco tu visita a pesar del escaso entusiasmo que me ha provocado el libro y que, insisto, debo achacar en el plano personal a la necesidad de encontrar algo que no conociera. Pero que quede constancia de mi admiración por tu trayectoria y por tu labor por la música. Un saludo de alguien que, simplemente, esperaba algo más.
ResponderEliminarRochester: (ves, Diego, los admiradores los tienes). Para nada de acuerdo en que sólo hay buena música buscando décadas atrás. Aunque esto es un blog de literatura, me tomo la licencia de recomendarte oir a Goldfrapp, a James Blake, a Disclosure. Gracias por los comentarios, a todos, en especial al autor del libro, que nos da un ejemplo de paciencia y buena educación.
ResponderEliminarNunca es bastante si se escribe de los Stones. Aprovecho para desenmascarar a los falsos seguidores de los Rolling Stones. Si alguien te dice " me gustan los rolling" debes desconfiar. No sabe una mierda del grupo. Un puto mindundi. Solo conoce algún "hit". Los creyentes, decimos, así: los Stones... (ahora que me corrija JeanP que seguro que la he cagado desde el punto de vista gramatical)
ResponderEliminarBueno no sé si Diego A. Manrique volverá a aparecer por aquí, por si acaso aprovecho para decir que nunca he entendido la tirria que le tiene a Morrissey por temas totalmente extramusicales (básicamente por ser vegano y activista de los derechos de los animales). Hala!
ResponderEliminarSupongo que a Manrique no le sentarían bien los guiños al National Front. De todas maneras, la carrera en solitario de Morrissey no ha sido ni una sombra difusa a la altura de la peor canción de los Smiths. Mi opinión, claro.
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