Idioma original: inglés
Título original: Picturing Extraterrestrials
Fecha de pulicación: 2006
Valoración: muy recomendable
Los extraterrestres existen.
Vaya que si existen.
¿Cómo? ¿Algo hace crac en su delicada mentalidad de ilustrado lector descreído? ¿Acaso se tambalea su confianza en ULAD, oráculo de los ingenios contemporáneos? Está bien, condescendamos a hacer una prueba para escépticos recalcitrantes. Cierre los ojos (nonono, es sólo un decir: ¡siga leyendo!). Imagínese un extraterrestre. Trate de visualizarlo con el mayor detalle. ¿Ya? Déjeme adivinar... Lo que ha visto en su mente es un pequeño ser de aspecto humanoide, bajito, con una cabeza gorda y grandes ojos rasgados y oscuros, de piel grisáceo-verdosa y una boca pequeña cuyos labios apenas se distinguen.
Estoy seguro de que muchos lectores podrán reconocer como propia esa representación de un extraterrestre (quien no lo haga, sírvase ilustrarnos en los comentarios). ¿Acaso hay prueba más sólida de la existencia objetiva de extraterrestres que esa misteriosa coincidencia de su descripción visual en la mente de tantas personas que no se han puesto de acuerdo entre sí? Los extraterrestres existen indudablemente como un icono de nuestra cultura global contemporánea y se trata, además, de un icono muy definido y con pocas variantes. ¿Dice esto algo sobre la existencia real de humanoides verdosos más allá de la Tierra? Bueno, pues algo dice, sí... pero quizá no en el sentido que Iker Jiménez querría.
El libro de Moffit no es una de esas crónicas pobladas de entrevistas con testigos presenciales y fotos borrosas de ovnis. De hecho, puede decirse que le interesa más bien poco entrar a discutir la veracidad de esos testigos o la plausibilidad de sus relatos de encuentros y abducciones. Lo que le interesa es la representación icónica de los extraterrestres: cómo los imaginamos, y por qué hemos acabado imaginándolos así. Para descubrirlo Moffit actúa como un detective dotado con el instrumental de un historiador del arte. A través de un recorrido por los principales hitos históricos del fenómeno ovni (el incidente de Roswell, el encuentro de George Adamski, la abducción de los Hill...) va aislando de un modo ejemplar los elementos icónicos (y narrativos) del alienígena y va sacando a la luz sus fuentes ocultas.
Ejemplo: el primer supuesto avistamiento de "platillos volantes" es de 1947, pero la primera vez que aparece uno dibujado es en una ilustración de La guerra de los mundos de Wells en 1897. Es cierto que esto puede no resultar un descubrimiento demasiado sorprendente, pero Moffitt se toma el trabajo de documentarlo todo con el mayor rigor y contarlo con ironía, algo que se agradece. Lo que a mí me ha fascinado sobre todo es descubrir cómo ciertas figuras de la ficción pueden dar el salto a la experiencia real. Desde los 50 han vivido centenares de personas convencidas de haber avistado un ovni o haber sido abducidas. Y no todas han sido farsantes sin escrúpulos en busca de dinero.
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