Título original: The Language of Flowers
Fecha de publicación: 2011
Valoración: está bien
Vanessa Diffenbaugh, la autora de este libro, ha sido durante años maestra y madre de acogida de niños sin familia o en situaciones terribles (hasta el punto de haber adoptado a dos siendo madre biológica de otros dos)y se nota. La protagonista de El lenguaje de las flores, su primera novela, es Victoria Jones, una joven de dieciocho años que se ha pasado toda su vida entrando y saliendo de casas de acogida y pisos tutelados, y ya en las primeras páginas del libro, viendo los peculiares comportamientos de la chica (que pasa de evitar todo contacto humano y muestras de cariño a sufrir inexplicables ataques de ternura)supuse que Diffenbaugh sabe muy bien de lo que escribe. Y tras cotillear un poco por Internet descubrí que mis sospechas eran ciertas.
El lenguaje de las flores es, por tanto, un libro cuya heroína es una joven estadounidense que no conoce a sus padres biológicos y que roza la marginalidad, situación a la que no llega gracias a las instituciones de su país, que la acogen en sus casas especiales junto con otras chicas y que de forma infructuosa le buscan una familia adoptiva una y otra vez. Porque siempre falla algo; si no es la personalidad arisca y traviesa de Victoria, lo es la falta de humanidad y empatía de los que la reciben en su hogar,casi siempre por motivos económicos (cobran cierta cantidad por hacerse cargo de niños sin recursos). La única luz que alumbra la áspera existencia de Victoria es su amor y pasión por las flores y el lenguaje silencioso que las mismas representaron en la época victoriana, cuando expresar sentimientos y pasiones abiertamente estaba muy mal visto.
El libro comienza con una Victoria a punto de ser expulsada de su último piso tutelado ya que ha cumplidos los dieciocho y el Estado no puede seguir haciéndose cargo de ella, y narra las aventuras y desventuras de la joven mientras sale adelante, pasando de ser una vagabunda a tener su propio negocio. Ello, gracias a que conoce a Renata, una agradable y brava florista que ejerce para Victoria de hada madrina, y a su habilidad a la hora de crear ramos con "significado". Porque las obras florales de Victoria tendrán la virtud de producir mágicamente el efecto buscado en sus donatarios dependiendo de qué flores las formen,algo así como la cocinera de Como agua para chocolate con sus guisos. Y su insólito don le hará convertirse en una reclamada y admirada florista.
Lo que dota de peculiaridad a la narración sencilla e intimista de El lenguaje de los flores, siempre en primera persona, es que el presente de Victoria se alterna continuamente con el recuerdo de lo que le sucedió a la muchacha diez años atrás con Elizabeth, la única madre de acogida que la quiso realmente. Elizabeth era una mujer soltera y solitaria que tenía un espléndido viñedo y que le descubrió el mundo de las flores. Pero un desgraciado suceso, obra de una despechada Victoria, destrozó el sueño de la joven de ser, al fin, la hija de alguien. Y una década después de la desgracia, un encuentro fortuito con Grant, el atractivo sobrino de Elizabeth, hará que Victoria vuelva a revivir los dolorosos hechos pero que también descubra el amor...
En fin. El lenguaje de las flores es un libro sencillo y bonito que se lee en unas pocas horas pero que, en mi opinión, tiene una serie de elementos que impiden que pueda ser considerada una buena novela, entre ellos, la planicie de los personajes que ayudan tanto a la atormentada y complicada Victoria (haga lo que haga, la apoyan y la quieren sin pedirle explicaciones), y la falta de "algo más" en la trama que provoque que el lector pase de estar conforme con lo que lee a interesado. No sé... Un personaje tan difícil como Victoria podría haber dado más de sí arropado por seres más complejos que un grupo de mujeres fuertes y muy maternales, y un puñado de clientes sencillos y agradecidos que consiguen lo que quieren gracias a sus ramos.
Pero quizás Diffenbaugh no quería dejar con la boca abierta, tan sólo contar una historia original sobre una chica solitaria que ilumina su vida gracias al peculiar mundo del lenguaje floral.
Lo estoy leyendo y me resulta un tanto arbitrario el comportamiento de Victoria así como el de los que la rodean. Una pena!
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