Idioma original: árabe
Título original: al-Hubb tahl al-matar
Fecha de publicación: 1973
Valoración: Muy recomendable
Ha sido una agradable sorpresa este librito (por su extensión, que quede claro) de Naguib Mahfuz (El Cairo, 1912-2006), por ahora, el único escritor en lengua árabe que ha sido coronado como uno de los grandes de la literatura universal en Estocolmo.
Con un prólogo que merece la pena leer antes de la novela propiamente dicha (lo digo por esos lectores que lo hacen sólo al final por miedo a que les destripen la trama o se pierda parte del encanto del libro), Mahfuz construye en pocas páginas una lograda y ágil historia de amores, desencuentros y venganzas ambientada en su ciudad natal, en unos tiempos más bien revueltos en la tierra de los faraones.
Corren los primeros años de la década de los 70 y dos hechos han provocado que la sociedad egipcia de la época viva de forma constante en un estado marcial y que sus gentes respiren el aroma amargo de la humillación, la derrota y los deseos de venganza: la creación del Estado de Israel en 1948 y, sobre todo, la contienda de 1967, en la que Egipto perdió el Sinaí. Además, el país atraviesa una gran crisis económica y también moral, ya que en esta época comienza a hacerse más patente que nunca el choque entre un país árabe tradicional y el siempre al acecho Occidente, lleno de libertades, costumbres y escalas de valores nuevas y revolucionarias.
En este escenario, Mahfuz relata en breves capítulos, casi sin descripciones y con diálogos cortos pero contundentes, lo que les ocurre a tres muchachas egipcias atractivas y con estudios universitarios en una etapa fundamental de sus vidas: contraer matrimonio con los hombres que ellas han elegido libremente. Pero nada les saldrá como habían planeado por culpa de acontecimientos que sacarán a la luz las más bajas pasiones humanas.
Estoy segura de que Aliat, Sanía y Muna, estas tres chicas, dejarán con la boca abierta a aquellos lectores que estén convencidos de que la mujer árabe fue y es actualmente un ser sometido, debilitado y reprimido en un mundo machista y cercenador de sus libertades. Porque las mujeres de Amor bajo la lluvia, aparte de tener estudios superiores, vestimentas y formas de ocio de lo más "liberal", viven su sexualidad de forma tan abierta y despreocupada que, como enseguida descubrimos, dos de ellas llegaron a ejercer la prostitución de lujo para pertrecharse de toda clase de caprichos. Y este vergonzante secreto les acabará costando disgustos por culpa de una despechada lesbiana obsesionada con Aliat. Nada podrá hacer para impedirlo su amigo y proxeneta Higasi, que trabaja como director de fotografía en el cine, mundillo que ocupa un lugar muy especial en esta novela y en cuyas garras perversas y viciosas caerán otros personajes de la historia, trastocando sus vidas tanto como la guerra o los secretos revelados.
En fin, una novela que impresiona por la carga de amoralidad, egoísmo, falta de escrúpulos y libertinaje que arrastran casi todos sus personajes, algo que cuando se trata de seres literarios ubicados en contextos occidentales y más recientes, no llama tanto la atención. Muy recomendable. Yo, por mi parte, espero hacerme dentro de poco con El callejón de los milagros, también de Mahfuz, y cuya adaptación al cine me dejó con una amargura similar a la que me ha dejado este libro.
También de Naguib Mahfuz en ULAD: El callejón de los milagros
Un libro corto del que merece la pena leer hasta el prólogo... ¡¡anotado ya!!. No lo conocía.
ResponderEliminarGracias y un saludo!
Creo que leí este libro hace bastante pero a lo mejor lo confundo con otro. Me quedó la idea de una historia ingenua, almibarada y simple, nada que ver con lo que cuentas. También puede que no lo haya leído con la suficiente atención.
ResponderEliminarTengo que buscarlo y echarle una ojeada. En cuanto a la ideología, totalmente de acuerdo excepto en esto: la liberación sexual femenina es una cosa y la prostitución justamente la contraria. La que se prostituye es una esclava, y no acabo de creerme el mito ese de las universitarias que escucho desde el siglo pasado y que, juraría, ha inventado el machismo más radical.
¡Completamente de acuerdo contigo, Montuenga! "Libertad" y "prostitución" no son para mí dos términos que puedan caminar de la mano. Creo que me he expresado mal y lo lamento...
ResponderEliminarLo que quería decir es que las chicas de este libro tienen una concepción del sexo inversamente proporcional a la que les transmite la sociedad en la que viven: algo sumamente íntimo y casi vergonzoso para la mujer de lo que no hay que hablar y que sólo ha de servirles para traer vida a este mundo. Idea que deja claro, una vez más, la doble moral que reina en una lista interminable de países y culturas y donde la diana de la hipocresía es, la mayoría de las veces, la mujer.
En este caso, basta con leer "Las mil y una noches" o ver a una danzarina del vientre mostrando todo su talento para darse cuenta de ello... La sensualidad de la mujer oriental se celebra y se reconoce a través de vías "dignas" como el arte o la literatura, pero en el día a día debe haber más "contención", misterio o como se le quiera llamar... A eso me refería con "libertad": que las chicas de este libro pasan prodigiosamente de lo que se les dice y caen en el otro extremo, la prostitución, de la que yo tengo una visión idéntica a la tuya.
Hola, gracias por la recomendación.
ResponderEliminar¡Seré tonto! ¡Y yo que creía que lo diametralmente opuesto (inversamente proporcional tiene un matiz cuantitativo y de dependencia entre dos factores) a la continencia era el libertinaje! Pues no, resulta que es la prostitución... snif... Tomo nota.
ResponderEliminarDe Mahfuz ya hablé en otra ocasión y no voy a repetirme. Solo insistir en que HAY QUE SABER LEERLO.
Hola Yemila, jeje, ya sabía que estábamos de acuerdo.
ResponderEliminarHay una curiosa novela sobre el asunto, se titula Grotesco y es de Natsuo Kirino, autora japonesa de novela negra. La misma que escribió Out que como novela es mejor. Pero en esta el cacao mental de la prota (y da la impresión que de la autora) es interesante. Tb. ella confunde libertad con esclavitud, dignidad con sumisión. y como es mujer y tiene esos follones mentales tan espantosos, por un lado es digna de leer y por otro es para quedarse con la boca abierta (para mal).
Te la recomiendo, pero si te animas ármate de paciencia porque dice unas paridas sublimes.
Bss
Se me olvidaba: están reseñadas las dos :)
ResponderEliminar¡Gracias, Montuenga! Me haré con él en cuanto pueda... y no tenga un mal día, jejeje...
ResponderEliminarHace muchos años que no leo a Mahfuz, gracias por recordármelo. Creo que todo lo que leí de él me gustó, especialmente Akenatón, Café Karnak y la magnífica trilogía Entre dos palacios, La azucarera, y Palacio del deseo. Creo que le volveré a retomar con esta novela corta, gracias por la crónica.
ResponderEliminarUn libro que vale la pena leer y como yo lo llamo el pintor de las letras. Detalla cada personaje con la delicadeza y objetividad de un pintor y escultor a su creación... Simplemente fascinante y no me canso de leer esta novela. Desde el prólogo que cumple con su misión y es uno de los mas brillantes que he leído. Desde ahí atrapa al lector, sus imágenes y hechos históricos donde se desenvuelven cada personajes que nos enamoran y odiaremos. Sin dudas para mi un excelente novelista.
ResponderEliminarVaya! Vine buscando opiniones sobre esta novela que me han regalado, y me encuentro con estas afirmaciones que me dejan helada: "La liberación sexual femenina es una cosa y la prostitución justamente la contraria. La que se prostituye es una esclava." Se me agolpan tantas reacciones en la cabeza que no sé por dónde empezar. Intentaré filtrar y ser breve.
ResponderEliminarLa que está obligada a prostituirse es una esclava, mientras que la que elige prostituirse es una prostituta (y sí, las hay). Uno de los logros no alcanzados del movimiento para la liberación sexual femenina es precisamente reconocer y apoyar a la prostituta; erradicar la esclavitud sexual tampoco estaría mal, pero esa es otra historia, aunque tenga algunos (y solo algunos) componentes en común con la de la liberación sexual femenina.
Ya sé que este es un blog de literatura, pero me he sentido obligada a compartir mi punto de vista. No me gustan los paternalismos (ni los maternalismos) hacia las mujeres.
Saludos!