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viernes, 10 de mayo de 2013

David Gilmour: Cineclub

Idioma original: inglés
Título original: The film club
Año de publicación: 2007
Traducción: Ignacio Gómez Calvo
Valoración: recomendable

Es importante saber qué se le puede exigir a un libro y qué no. A veces esta conclusión no resulta sencilla, pero este no es el caso. A un libro como Cineclub no hay que exigirle que se convierta en un clásico de la literatura. Es decir, no vamos a encontrar párrafos que grabar en la memoria ni frases que subrayar y atesorar para intercalarlas a la primera ocasión y hacerse el exquisito.
Este libro es claro y diáfano en su planteamiento: el autor del libro, escritor y crítico cinematográfico, se encuentra con que su hijo quiere abandonar los estudios. Desconcertado, decide recurrir a un curioso ardid para tomar las riendas de su educación y concentrar sus esfuerzos en una alternativa que no sea la insistencia autoritaria que tan malos resultados suele dar con los hijos adolescentes. Consiste en programar que ambos vean una serie de películas juntos. Esa, y alguna otra condición, es la que impone a su hijo. Y Cineclub es el mero recorrido por ese plan alternativo: a través del cual se nos presenta al autor y a su fluida relación con su ex-mujer, al hijo y sus vaivenes en las relaciones con las chicas, y, protagonista indiscutible del libro, la relación de películas que el padre, profesionalmente, selecciona con el fin de que sus escenas, sus imágenes, sus diálogos, sus virtudes y sus defectos (pues también hace que su hijo contemple auténticas películas horrorosas: "Showgirls") constituyan parte de la educación alternativa. No hay doblez: el libro es, en el fondo un pretexto ligeramente dramatizado para presentar una esplendorosa colección de películas que, clásicas, modernas, populares o minoritarias, son capaces de aportar algo en su conjunto que mantenga cierta relación de equivalencia con una educación reglada.
Ello hace que el libro sea a la vez una amable historia de relaciones personales y un repaso cargado de referencias. Nada que vaya a convertir a Gilmour en un aspirante al Nobel, ni a este libro en un clásico imperecedero, pero algo muy por encima de un libro técnico de fichas de películas. Una experiencia estimulante que hay que situar en ese sitio: el de no esperar más de lo razonable. Entonces, con una lectura amable y desinhibida, a poco que a uno le interese el cine, el lector lo pasa en grande, corre a recomendar el libro, y a ver las películas de las que en él se habla. 

2 comentarios:

  1. Hay muchos libros que aunque en principio parecen no tener grandes pretensiones, finalmente acaban calando. Tomo nota de este que mencionas, porque además el cine me gusta casi tanto como la literatura. Un saludo.

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  2. Pues sí, Ana, y gracias por el comentario: el mejor favor que se puede hacer a este libro es no acercarse con una gran expectativa. Si te gusta el cine, valor añadido, por supuesto.

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