Idioma original: inglés
Título original: The Hobbit, or There and Back Again.
Año de publicación: 1937
Valoración: muy recomendable para niños; recomendable para adultos
Por una vez y sin que sirva de precedente, ULAD se sale de sus dominios habituales para mezclarse en el campo de la crítica cinematográfica; porque, sí, lo reconozco, esta reseña nace después de ver la película (primera de la trilogía) El Hobbit de Peter Jackson, y de releer El Hobbit para comprobar si mis recuerdos sobre el libro eran correctos. Así que aquí va, dos por el precio de uno.
Sobre el libro: El Hobbit es la primera obra de ficción extensa publicada por J. R. R. Tolkien, en aquel entonces profesor de literatura anglo-sajona en Oxford (buen conocedor por tanto del Beowulf, de las sagas nórdicas o de los cuentos infantiles tradicionales, como demuestra su obra). En realidad, Tolkien había escrito El Hobbit para su hijo, y parece ser que solo por casualidad llegó a manos de un editor, quien a su vez se lo dio a leer a su propio hijo antes de decidir publicarlo. El resto, como se suele decir, es historia...
A diferencia de El señor de los anillos, mucho más adulto y oscuro, más denso en mitología y de tono épico, El Hobbit es una novela infantil-juvenil con muchos de los rasgos del género del relato fantástico tradicional: un héroe torpón con el que identificarse y empatizar; un sabio mago ayudante; una aventura llena de peligros y sorpresas; objetos mágicos (¡el anillo!); antagonistas feroces pero algo estúpidos; un narrador entrometido y omnisciente, por no decir sabelotodo; y en general un tono ligero que permite divertirse con escenas que de otro modo podrían resultar terroríficas (como una manada de lobos ardiendo, o una horda de arañas gigantes dispuestas a devorar unos enanos).
Dado que fue la primera obra de ficción publicada, El Hobbit fue, para Tolkien como para muchos lectores, la puerta de entrada a la Tierra Media y a toda su mitología. De ahí que algunos aspectos aparezcan todavía solo esbozados (como la enemistad entre enanos y elfos, o la antigua guerra entre enanos y orcos) y otros apunten ya a lo que después será El señor de los anillos (escrito, por cierto, a petición del editor como secuela de El Hobbit). Hay que tener en cuenta, además, que Tolkien revisó El Hobbit en su segunda edición para hacerlo encajar mejor con su continuación, por ejemplo en cuanto a la relación entre el Anillo y Gollum, o el modo en que llega a manos de Bilbo.
En cualquier caso, e incluso después de estos cambios, El Hobbit continúa siendo una lectura muy distinta a El señor de los anillos: más ligera, más humorística, menos épica y sobre todo pensada específicamente para un público distinto. Esto no quiere decir que un adulto no pueda disfrutar leyendo esta novela; pero para hacerlo, probablemente, tendrá que reencontrarse con su niño interior.
Sobre la película: Voy a decirlo así: si no existiera la trilogía de El señor de los anillos, me parecería que El Hobbit es una película impresionante, que nos deja con la boca abierta por su capacidad visual, sus caracterizaciones, sus paisajes, su capacidad para recrear el mundo de Tolkien como si hubiera saltado directamente de las páginas o de la imaginación de su autor. El problema es que la trilogía existe, y por lo tanto ni los efectos visuales ni las caracterizaciones ni los paisajes resultan nuevos; hasta la música es la misma, o una variación de la misma.
Y voy a decirlo también así: si no existiera El Hobbit (el libro), y esta película fuese una precuela de El señor de los anillos, probablemente seguiría pareciéndome una muy buena película, un pelín lenta, dispersa y repetitiva, pero en todo caso entretenida y muy digna sucesora (o antecesora, según se mire) de las otras tres. El problema, una vez más, es que el libro existe, y como decía más arriba es un libro muy distinto a El señor de los anillos: más liviano, más juvenil, menos épico y sobre todo mucho menos oscuro. Y Peter Jackson ha obviado deliberadamente esta diferencia, añadiendo subtramas violentas y dramáticas (la de Thorin y Azog, por ejemplo) y creando aún más interrelaciones con la trilogía anterior (como la conversación entre Elrond y Gandalf sobre el renacer de Sauron).
En mi opinión, por lo tanto, Peter Jackson ha sido muy poco valiente en El Hobbit desde el punto de vista creativo: además de extender la historia todo lo posible con subtramas e interpolaciones varias, para poder hacer una trilogía donde solo había una o como mucho dos películas, ha decidido hacer más de lo mismo, repetir los trucos que sabe que le funcionan, en vez de intentar algo nuevo y mantener mínimamente el espíritu de la novela original.
Los fans de la primera trilogía probablemente estén encantados con el resultado; los fans de Tolkien, sospecho que quizás no tanto.
También de J. R. R. Tolkien un ULAD: El señor de los anillos, Silmarillion
Sobre el libro no voy a decir nada porque me resulta imposible ser objetivo. Simplemente me encanta, igual que LOTR y el Silmarillion. Pese a ser obras muy distintas, disfruto de las tres por igual.
ResponderEliminarSobre la película, creo que Peter Jackson hizo lo mismo en ambas trologías: intentar llevarlas al gran público sin dejar de lado a los "tolkenianos". Me explico. En LOTR se fortalece el personaje de Arwen para crear una historia de amor que atraiga al público joven que tanto va al cine. No estaba claro que las películas fueran a triunfar, y había que asegurar los beneficios de cualquier forma. Al mismo tiempo se simplifica un poco la historia (pobre Tom Bombadil) para que el gran público pudiera disfrutar dela película aún sin conocer el mundo de JRRT. Pese a todo, el esfuerzo de localizaciones y caracterización de personajes es tremendo, y las películas resultantes me parecen fantásticas.
En El Hobbit sucede lo contrario. Por una parte ya se sabe que la adaptación al cine será un gran éxito, por eso no es necesario introducir una historia de amor (por no haber no hay ni un personaje femenino). Por otra parte, la mejor manera de no defraudar al público es hacer películas muy similares a la trilogía anterior. Por eso, en vez de simplificar la historia, intentan hacerla más adulta eliminando muchos de los guiños de JRRT a los niños a los que iba dirigido el cuento (pese a que me alegró ver que se conservan un par de canciones).
Sobre lo de hacer una trilogía, creo que hay poco que decir. LOTR son más de 1.000 páginas, que dieron para unas 10 horas de cine. El Hobbit creo recordar que son unas 250 páginas, que darán para otras 10 horas. Casi es más rápido leerse el libro que ver las 3 películas.
Un saludo a todos, y Feliz Navidad :)
Dice la leyenda que antiguamente el administrador de este blog se dedicaba a comentar libros y no películas...
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