Título original: Michael Kohlhaas: Aus einer alten Chronik
Año de publicación: 1811
Valoración: recomendable
Eustaquio Barjau, en su presentación de la novela de Kleist, advierte al lector de que no se trata de una lectura fácil y le previene del uso casi abusivo de las subordinaciones, que en más de una ocasión obligan a remontarse unas cuantas líneas más arriba para comprender el texto. Y si bien es cierto que efectivamente la estructura sintáctica del texto constituye un obstáculo, también lo es que la historia le atrapa a uno desde la primera página.
En cuanto al estilo, cabe destacar también el tono judicial que se mantiene toda la novela, la sensación inicial de estar leyendo una sentencia, que va tomando forma, sumando antecedentes de hecho, hasta la apoteosis final.
Michael Kohlhaas es un tratante de caballos que sufre un abuso a causa de unos discutiblemente necesarios aranceles para atravesar una también discutible frontera. Comienza entonces el periplo de Kohlhaas para que se haga justicia. Recibiendo evasivas de la administración, sintiéndose desamparado, advirtiendo la impunidad de algunos, presa de la desesperación y buscando liberarse de la prepotencia y arbitrariedad reinantes, Kohlhaas decide tomarse la justicia por su mano. Es esta la empresa de un hombre apasionado e íntegro que acepta todos los contratiempos que le acontecen con un ánimo inquebrantable.
La novela está basada en una crónica del siglo XVI y la única referencia temporal que contiene es la visita del protagonista a Lutero en busca de consuelo. Lutero asume, en palabras de Kleist, “la tarea de represar, con el poder de la palabra sosegada, a Kohlhaas dentro del dique del orden humano”. Pero Kohlhhas se siente desterrado de ese dique humano, “repudiado es aquel a quien se niega la asistencia de las leyes”, manifiesta, y no cesará en su empeño hasta llegar a las últimas y dolorosas consecuencias, que sin embargo asume de buen grado.
Se trata de una constatación, en resumidas cuentas, de cómo la burocracia y los protocolos establecidos pueden, lejos de facilitar la vida al individuo, complicarle la existencia hasta el punto de convertirlo en un ser reaccionario y vengativo.
Cito a Poincaré: “Si conociéramos las leyes de la vida nos sorprenderíamos al ver lo sencillas que son”.
Firmado: Susana Daniel
Esa alusión por parte de ese señor al "uso abusivo" de las subordinaciones es una presunción innecesaria, pues no es más que el espejismo de un hispanohablante, ya que en el idioma alemán es normal.
ResponderEliminarY sí, hablo alemán. El otro día no comenté nada acerca de "Las correcciones" porque abordé su lectura en alemán, a medida que iba aprendiendo el idioma, y no estoy muy seguro de haberlo entendido todo. Hoy entendería mucho más, pero no tengo tiempo para repeticiones.
Cuidense y manténganse a cubierto al mismo tiempo.
Es muy bueno, yo lo leí hace poco en Acantilado, compilado junto con La marquesa de O, también magnífico.
ResponderEliminarHe descubierto hace poco el blog y estoy descubriendo muchas entradas, os seguiré!
pd y comentaré todo lo que mi paciencia resista la verificación de palabras