Año de publicación: 2011.
Valoración: está bien.
Compro Oro es diferente. Diferente porque es el primer libro en castellano de un autor que escribe en euskera. Y diferente respecto a sus anteriores poemarios. Queda lejos el estilo surrealista y la tendencia barroca a recargar el lenguaje de Kea behelainopean bezala (1994). Respecto al realismo sucio de Norbait dabil sute-eskaileran (2001), es verdad que Harkaitz Cano no ha agotado del todo esa vía si bien se mueve en otros parámetros: más distanciado de la visión de lo cotidiano. En Compro oro puede constatarse una muy pequeña presencia de estos dos libros anteriores: el poema “Volver” en el caso de Kea behelainopean bezala y “Encendida” en el caso del segundo. Pero sin duda la expresión que emplea el autor es mucho más sencilla en este libro que nos ocupa, donde predomina la descripción y la sucesión de imágenes sobre la metáfora. Como consecuencia, se repite la tendencia al aforismo y a lo que él denomina ‘falsos haikus’.
Las citas que prologan los poemas revelan la importancia de la ventana como símbolo que articula el discurso del libro. Para empezar, la ventana física o la idea del poeta como voyeur que comprime lo sublime del instante en el poema: "Busco en ventanas incandescentes/ una sugerencia salvadora" (“La ventana discreta”). Como esta última, el segundo uso que hace Cano de la ventana es recurrente en su literatura. Se trata, como bien apunto Izas en su reseña sobre La voz es la cocina de los hombres, de la importancia de las referencias al mundo del celuloide en el imaginario del autor. La ventana como pantalla y la realidad hecha cine (que no grabada): "Ella descorría las ventanas y empezaba el espectáculo/ 'Es la Metro, es la Goldwyn, es la Mayer'" (“Llegar y besar el santo”). Habría que añadir que Harkaitz Cano acaba de participar en un libro de artículos sobre teleseries titulado Telezailak. Nork esan zuen telebistak tontotu egiten duela? (2011).
El tercer significado del símbolo de la ventana aparece como el más novedoso: la ventana como pantalla de ordenador. De este modo, Cano presenta un ejercicio de reflexión en torno a la poesía en la era digital. Principalmente, formula la pregunta sobre la durabilidad de los sentimientos, de lo poético, ante el excesivo número de textos y su obsolescencia (“Compro Oro 3”). Pero también subyace el problema de un cambio en los referentes de la hermenéutica (“Chéjov vs. Yahoo”), la intromisión del spam (“Promiscuidad”) o la inclusión de índices en la poesía (como ocurre con “Introducción al mundo cárnico”, una enumeración de temas que emulan un curso a distancia de carnicería). También cabe destacar una meditación sobre el proceso de construir una expresión poética, incluso sobre el yo-lírico, a través del procesador de texto (“Trazabilidad de los tachones”).
La profusión de referentes cinematográficos, la apuesta por la sencillez de la expresión y la reflexión sobre lo digital me llevan a considerar Compro Oro como un ejercicio de poesía-pop. Como proyecto, las unidades que lo componen se muestran muy cohesionados. La intención de Harkaitz Cano no ha sido crear un poemario con mucho peso lírico, más bien presentar una escritura y reflexiones novedosas, y ahí es donde radica su valor. Ahora bien, hay que dejar claro que si bien Compro Oro no es su obra más importante, Cano no es un autor ligero como ha demostrado con Twist (2011), su última novela.
También de Harkaitz Cano en ULAD: Aquí
Firmado: Paulo Kortazar
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