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miércoles, 28 de diciembre de 2011

Benito Pérez Galdós: Los vampiros de Marte

Idioma original: inglés
Título original: The Blood-Sucking Sons of Bitches from Mars
Año de publicación: 1917
Valoración: Imprescindible

Este es el libro que la crítica de nuestro país no ha sabido, no ha podido o no ha querido ver: el libro que puede cambiar la forma en que las futuras generaciones verán a nuestro admirado Don Benito, el Garbancero, como le llamaba Valle-Inclán: una novela de ciencia-ficción adelantada varios lustros a las mejores de su género, y que dejaría boquiabiertos a H. G. Wells, Isaac Asimov y Paulo Coelho. La novela que a Lucía Etxebarria le habría gustado escribir si supiera escribir.

La excusa que sin duda pondrá la crítica especializada para negarse a aceptar la evidencia, es que la autoría de Pérez Galdós es cuestionable. Y sí, reconozco que resulta sorprendente, por su tema y por haberse publicado originalmente en inglés en una minúscula revista londinense; pero para cualquiera que conozca el estilo y las técnicas galdosianas, su biografía viajera y sus contactos epistolares con Lord Peckinpocking, editor de la revista Horses & Aliens, no pueden existir ya muchas dudas. Que las protagonistas de la novela se llamen Fortunicia y Jacinela también es un indicio, aunque ciertamente no definitivo.

La novela cuenta una historia muy del gusto de Galdós: en 1868, poco después de la Gloriosa, Madrid es invadido por misteriosos seres de Marte, que solo se distinguen de los demás madrileños por el hecho de ser azules, esféricos y gelatinosos. Uno de estos seres, de nombre X98AG6Z, se enamora furibundamente de Fortunicia, pero como él pertenece a una clase social distinta (la de los seres azules, esféricos y gelatinosos), ésta no le deja que le chupe la sangre. Con la ayuda de Jacinela, y contrayendo enormes deudas con el usurero Torquemada (que a su vez le chupa la sangre a él, aunque en otro sentido), X98AG6Z consigue hacerse pasar por un digno señorito de provincias (aunque sigue siendo azul, esférico y gelatinoso), hasta lograr el amor de Fortunicia y el reconocimiento de la crema y nata de la sociedad madrileña. El desenlace, claramente simbólico, muestra a X98AG6Z chupando hasta el éxtasis la sangre... de Jacinela.

Algo que llamará la atención del lector es que toda la novela está contada desde el punto de vista de un besugo, que colgado en la cocina de Fortunicia observa y comenta la acción con una agudeza y una astucia nada desdeñables.

Existe una edición moderna, pero errónea, de esta obra, en la que los abundantes deslices del editor la hacen casi irreconocible. De hecho, hay serias dudas de que no se trate de la misma novela, porque se titula Guerra y Paz y su autor es un tal Tolstoi.

4 comentarios:

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