Idioma original: inglés
Título original: Quicksand ("Arenas movedizas")
Año de publicación: 1928
Valoración: muy recomendable
Cuando termine esta entrada, habremos reseñado la obra novelística completa de Nella Larsen. Claro que esto no es difícil: esta
autora del Renacimiento de Harlem solo escribió dos novelas en toda su vida. ¿Por qué, si ambas fueron recibidas de manera entusiasta por la crítica? Las malas lenguas dicen que Larsen se vio envuelta en un escándalo cuyas consecuencias o implicaciones no logró superar: tras la publicación de su último cuento, Sanctuary, se la acusó -no sé si justa o injustamente- de plagio. Y Nella Larsen dejó de escribir -o de publicar, por lo menos- y cayó tristemente en el olvido.
Quicksand, cuyo título he decidido mantener en el inglés original ya que, según he investigado, la autora no ha sido traducida al castellano todavía, parece ser en gran medida autobiográfica: como Larsen, Helga Crane es hija de madre danesa y padre afroamericano; en la ficción, Helga Crane es profesora en un colegio para niños de color, mientras que Nella Larsen estudia en una universidad afroamericana y pro-afroamericana*; al igual que la escritora, el personaje anda a caballo entre Copenhague y Nueva York. No obstante, la novela termina yendo por derroteros que nada tienen que ver con los hechos de la vida de su autora. Imagino que, quizá, inspirar su primer gran personaje en sí misma pudo ser simplemente una manera de narrar aquello que ella conocía bien. Claro que esto no son más que elucubraciones inútiles (y, al fin y al cabo, ¿qué importa?).
Helga Larsen se pasa toda la novela buscando su lugar, tratando de encontrar ese "algo" que intuye se llama felicidad y que parece rehuirla continuamente. Para ello viaja de un lado a otro, se mueve en diferentes círculos sociales y termina tomando una decisión que cambiará, que determinará su vida para siempre. Y os adelanto que no recuerdo haber leído jamás una novela en la que la autora sea tan sumamente cruel a la hora de perfilar el destino de su protagonista.
Para mí, lo más interesante de la novela no son los dimes y diretes de Helga Crane sino sus reflexiones en torno al conflicto negro-blanco. Con una perspicacia asombrosa, nos cuenta cómo los defensores a ultranza de los derechos de las personas de color no caen en la cuenta de sus propias hipocresías y contradicciones*: son los propios afroamericanos los que, inconscientemente, están intentando hacer de sí mismos réplicas de los hombres blancos, neutralizando todas aquellas características únicas de la gente negra, pero obstinándose en mantener las barreras sociales que separaban una raza de la otra. Crane habla de las ropas, de las costumbres, de la moral, de la música.
Por último, y ya hacia el final de la novela, Helga llega a la conclusión de que la religión tiene gran parte de culpa en todo esto, y creo que no le falta razón: ¿cómo puede el hombre de color rebelarse genuinamente si adopta los preceptos de un Dios, el Dios del hombre blanco, que promete una compensación eterna para los sufrimientos terrenos?
También de Nella Larsen: Passing
Gracias por haberme descubierto a esta autora. Siempre sigo vuestro blog y no es la primera vez que me hacéis llegar a magníficos descubrimientos.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya parecido una autora interesante :)
ResponderEliminarMe alegro de que te haya parecido una autora interesante :)
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