Idioma original: español
Año de publicación: 2009
Valoración: Repugnante
Acostumbrados desde niños a admirar a los triunfadores, a medida que nos hacemos adultos nuestra visión del mundo cambia y empezamos a sentir curiosidad y, en muchos casos, también admiración por los antihéroes, aquellas personas que parece que han venido a este mundo para llevar las de perder en todo lo que emprenden. En esta ocasión, Mijangos nos cuenta la historia de Cleophus, un hombre cuya existencia es un sinnúmero de golpes recibidos, incluso cuando todo parece ir bien y por un segundo se tiene la sensación de que la vida va a cambiar a mejor.
Cleophus es el hijo no reconocido de Mad Dog Rufus, un músico de blues borracho y mujeriego que parece pasar más tiempo en la cárcel que editando sus discos (que son siempre prohibidos casi al mismo tiempo que ven la luz) u ofreciendo conciertos que casi siempre acaban en peleas. Cleophus crece y se convierte en un delicuente juvenil, en músico, en una copia de lo que fue su padre y en un motivo de preocupación constante para su madre, que decide casarse con un militar y huir de Memphis para intentar enderezar a su hijo y conseguir una vida mejor para los dos. Es así cómo Cleophus da con sus huesos en Madrid y comienza una vida llena de blues, pasión sin medida, alcohol y un total desprecio por su propia existencia y todo lo que lo rodea.
Ésta es la historia que podemos leer en Soul Man, una novela homenaje a todos aquellos antihéroes (artistas o no) de los que tantas veces hemos oído hablar. A pesar de que Mijangos domina la técnica y parece que conoce muy bien el tema que trata, esta narración no cumple con las expectativas. Desarrollada en clave de humor, es cierto que en ocasiones nos hace reir, pero antes de llegar a la mitad del libro sus fórmulas se vuelven repetitivas y, a falta de novedad, pierden su efecto. También, a veces, la historia resulta forzada y poco creíble, como si el autor se esdorzara demasiado en intentar convencernos de que lo que cuenta es cierto.
Una pena que la fuerza con la que el libro comienza y engancha al lector en las primeras páginas se vaya desvaneciendo y nos deje, al final, con la sensación de haber perdido el tiempo.
¡Vaya crítica más pobre!. Este pseudocrítico no se ha enterado de la misa la media
ResponderEliminarSi me permites, anónimo, ¡vaya crítica a la crítica más pobre! ¿Podrías argumentar un poco menos tu opinión?
ResponderEliminarArgumento un poco "menos", mi opinión. Repito, el crítico es muy malo. Se nota que no ha leído ni medio libro de los cuatro de Mijangos.
ResponderEliminarNo he leído los cuatro libros de Mijangos, es cierto, sólo he leído éste. En ningún momento digo que el autor sea malo en toda su obra porque lo desconozco. De hecho, puede que, si leyera sus otros tres libros, me gustaran y creyera que son buenísimos. Quién sabe.
ResponderEliminarSólo doy mi opinión acerca de esta obra, que, como digo, me ha parecido fallida y repetitiva por los motivos a los que hago referencia en la crítica. Si a ti, anónimo, te parece muy buena y te gusta mucho, me parece genial y muy respetable, y para nada voy a afirmar que no te has enterado de la misa la media sólo por el hecho de que tengas una opinión diferente a la mía.
Es más, estaría bien que dijeras por qué te parece que éste es un buen libro, así tendríamos dos puntos de vista diferentes sobre él, que siempre es interesante.
Una absoluta falta de respeto al escritor y a su obra. Supongo que vendrá de algún complejo. Es difícil escribir una novela, pero se ve que es más difícil escribir una crítica, (por la prosa tan llana y absurda...)
ResponderEliminarMe empiezan a tocar las narices estos comentarios que en vez de rebatir la crítica, atacan al crítico de una manera lamentable y sin dar un solo argumento. La reseña es razonada, razonable y respetuosa; los comentarios son insultantes, propios de personas incapaces de defender su postura (¿será que no tienen argumentos?). Si la novela de Mijangos es tan buena, decid por qué, no insultéis. A mí, personalmente, me quedan cero ganas de leer nada de Mijangos viendo los modales de sus "fans"...
ResponderEliminarYo voy más allá, Santi. Empiezo a pensar que más que sus fans, es el propio/a escritor/a reseñado/a, más picado/a que el mojo picón, el/la que se desdobla en anónimos varios para entonar su penoso y cibernéticamente incontenible "¡Y tú más!". Y así, en mi opinión, se deja más en ridículo que escribiendo libros mediocres...
ResponderEliminarEste no lo he leido pero os puedo decir por mi parte que "Braille para sordos" es un libro desternillante, lo pase muy bien leyendolo, así que tampoco nos vamos a poner tan duros con el autor, que me consta que vive para la literatura y no de la literatura, ya querrian muchos escritores de renombre escribir como él lo hace
ResponderEliminarCurioso. El crítico dice que es respetuoso, pero califica la novela de "repugnante". Una extraña definición de "respeto" Respondamos con educación al crítico y llamémosle "analfabeto". Es un epíteto veraz, lleno de respeto y educado y sin otro ánimo que señalar lo evidente. El respeto que nos lleva a calificar al crítico que en cuatro frases califica de repugnante una novela.¡Eso con respeto y educación! Califiquemos de repugnante la crítica, (sin acritud...), y que el avisado crítico explique con educación, (repugnante), como se escribe una novela para aviso de neófitos. Y lo siento por el autor, que si tiene valor para escribir nueva novela, tendrá que enfrentarse al educado crítico que, (con respeto), es capaz de calificar de "repugnante" el esfuerzo de un narrador. ¡Con dos cojones!
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