Titulo Original: Breve Antología
Año de Publicación: 1984
Valoración: Excelente poemario
Porque la realidad ciega y la luz sin la sombra deslumbra. Porque a veces cuesta mantener firme el timón sobre todo cuando ves terribles desigualdades y contradicciones en mi ciudad como las cuatro fálicas torres plateadas, espantosas por lo que significan frente a otras realidades hermosas aunque de crudeza marginal en un barrio que llaman Chinatown, que recuerda a otros lavaderos de pies cuando no existían redes ni tubos para el agua. Porque las luces de la ciudad me enferman y el consumismo me retiene en casa. Porque hace frío. Porque sólo la música amansa, la poesía acoge y el amor es lo único que justifica. Vivir para, no vivir por.
Entonces aparece Praga en la memoria. Entonces aparece el Puente de Carlos, las cúpulas barrocas, el río Moldava y... Smetana componiéndole una pieza que me transporta a esa ciudad de la luz. Entonces es como si caminara entre las tumbas del barrio judío, subiera al castillo leyendo a Kafka y me convirtiera en un horrible insecto una mañana al despertarme. Entonces, entre la luz de primavera, que no es hoy pero recuerda, aparece Jaroslav Seifert, Premio Nóbel 1984, cantando “toda la belleza del mundo” de esta otra ciudad que añoro. Entonces, mientras paseo sus plazoletas y miro el reloj y la Plaza Staremesto Namesti, escucho la música de jazz que sale de los garitos más oscuros....va y me dice lo que yo estaba pensando pero no sabía expresar: “SER POETA: La vida hace tiempo que me enseñó que la música y la poesía son lo más hermoso que este mundo puede darnos, salvo el amor...”
Decir Jarosalv Seifert es decir Praga, es decir la ciudad blanca, es decir madre. Es decir crítica ante todos los ocupantes y ante el régimen totalitario de Stalin. Es decir honradez, lirismo, poesía y honradez. Honradez dicho dos veces. Es decir Praga de nuevo siempre Praga, donde nace, muere y canta el poeta. “Día tras día miro agradecido el castillo de Praga y su catedral y no puedo apartar la vista de esta imagen. (...) Hay días que el castillo y su catedral se alzan oscuramente nobles y parecen construidos de tristes piedras traídas de la luna. Pero al momento envuelven las torres coronas de rayos y rosas y un dulce espejismo en el que está tejido también el amor.”
Esta breve antología publicada por Hiperión está traducida por Clara Janés.
Firma invitada: Cris
Bienvenida, Cris! Me has contagiado el entusiasmo por este autor que desconocía por completo. Gracias.
ResponderEliminarBienvenida, Cris!
ResponderEliminar¡Gracias Jaime y Paula! El entusiasmo es mutuo, tanto hacia el autor como hacia la ciudad blanca bañada por el Moldava...
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