Idioma original: inglés
Título original: Carbon
Fecha de publicación: 2008
Valoración: Se deja leer
"Menudo personaje la Heidi James" es lo primero que me dije al ojear las portada y contraportada del extraño libro del que hoy escribo: Carbono. En la portada aparecía una mujer muy seria y de rasgos asiáticos sentada y tocada con alas de ángel negro o de alguna clase de insecto, quién sabe; y en la contraportada, estaban la cara y la (resumidísima) vida de la autora, la inglesa Heidi James, miembro de una nueva corriente literaria que aún no he investigado: los off-beat (o sea, que en cierto modo entroncan con los beat, digo yo...).
Carbono ha sido otro de mis descubrimientos bibliotequiles, tanto, que tengo el ¿honor? de ser el primer usuario de la biblioteca que frecuento que lo ha tomado en préstamo. Vamos, que el librín está nuevecito-nuevecito (atención enemigos de los ácaros de la novela decimonónica).
Lo que más me atrajo del libro en esta ocasión además de su lomo, seamos sinceros, fue su escaso número de páginas y su peculiar edición (porque se trata de un libro que parece un rectángulo al que algún literófago le ha cortado limpiamente un pedazo, dejándolo en forma de uno de esos pasteles llamados "relámpagos"). Pero la foto y la mini-bio de la autora también tenían lo suyo...
Heidi James, antítesis de su tocaya de los Alpes (sonrosada y feliz), es una morena de líneas afiladas y desafiantes estilo Ali McGraw que ha estudiado la sádica técnica del ballet durante años, y que ha trabajado de todo, desde recepcionista de una dominatrix, hasta secretaria en una gran multinacional, su trabajo actual. Y también se dice que se ha "licenciado en el Soho", saquen ustedes sus propias conclusiones...
¿Y que de qué va Carbono? Pues la verdad, es que importa bastante poco...Quiero decir, que lo bueno que tiene este libro que se lee en un cuarto de tarde es que permite degustar el potente, desagradable, violento e hipermatizado estilo de su autora, que va de iconoclasta y que tampoco es eso...Cosas peores le he leído a Henry Trópicos Miller; cosas peores he visto en Trainspotting...
Pero no le quitemos mérito a la muchacha, ¿eh?, que su obra pulp posmoderna está repleta de sensaciones, olores, sabores, sexo, bofetadas, tacos, marginalidad y decadencia y asco. Carbono, ouh yeah, yeah...
Que los hombres estamos hechos de carbono y que apestamos podría ser la moraleja, aunque en realidad cuente (algo de) la historia de dos mujeres de la misma familia, Pearl y Patricia, unidas además de por la sangre, por ciertas joyas de dudoso origen. Y una trama tan sencillita y poco currada da para meter (capricho de la James) a una dominatrix que hace toda clase de aberraciones sexuales a hombres importantísimos a cambio de ingentes cantidades de dinero (e incluso promesas de matrimonio); a más de un pobre diablo; algo de lesbianismo; una pizca de alusión a las drogas, y la ambición de las clases sociales bajas por medrar...
Pero bueno, que si se lee este libro es para descubrir a la, como diría un amigo mío, person de Heidi James: toda una person...
Pues sí, debe ser espantoso.
ResponderEliminarComo mencionas a Henri Miller (un genio, como sabes) y la imprescindible peli "Transpoting" parece que las estás comparando. Ya sé que no, porque estas dos son obras maestras. El hecho de que una obra sea iconoclasta en cualquier sentido no la hace buena ni mala, la calidad está en otro sitio. Las vanguardias de principios del X, la generación beat etc. crearon genialidades y subproductos, casi todo lo que nos ha llegado es bueno, por eso ha sobrevivido, pero no confundamos. Cela no hizo obras maestras por ser deslenguado y fue muy irregular a lo largo de su vida.
Bueno, creo que se me entiende.
Quería decir, principios del XX, una equis se escapó.
ResponderEliminarEs verdad: el hecho de romper o idear nuevos moldes no hace que una obra sea "de calidad", aunque sea loable el hecho de mandar las reglas a paseo.
ResponderEliminarPronto escribiré sobre "Trópico de cáncer", aviso...