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jueves, 8 de octubre de 2009

Felisberto Hernández: Nadie encendía las lámparas

Título original: español
Año de publicación: 1947
Valoración: Está bien

La verdad es que no sé cómo llegué a comprarme este libro, si me lo mencionó alguien alguna vez, o si simplemente me llamó la atención su sorprendente título (¿qué lámparas? ¿por qué no las encendía nadie?). El caso es que me lo compré casi a ciegas, y fue una de las compras más afortunadas, porque el primer cuento del volumen, el que le da título, se situó en la lista de mis imprescindibles, del que no ha salido desde entonces.

Nadie encendía las lámparas es probablemente el volumen de relatos más conocido de su autor, y el que más éxito obtuvo en su momento. Se trata de una colección de 10 relatos, con argumentos y estilos muy dispares, aunque con una cierta predilección por lo que hoy en día calificaríamos como "realismo fantástico". Así, por ejemplo, "el balcón" trata de la extraña relación entre una joven neurasténica y el balcón al que se asoma, que se enamora de ella; "El acomodador" nos presenta a un hombre que se adapta demasiado a su oficio; en "Muebles 'El Canario'" descubrimos una innovadora manera de hacer publicidad...

Para mi gusto, los mejores cuentos son los de otro tipo que aparecen en esta colección: los que narran las experiencias más o menos modificadas de un pianista/escritor en distintas situaciones entre las clases medias-altas de Montevideo. El primero de estos cuentos (que por cierto puede leerse aquí) me sigue pareciendo antológico. En estos cuentos no hay giros narrativos ni golpes de efecto: apenas la descripción de todos los detalles de una situación sencilla -en este caso, la lectura en voz alta de un cuento por parte de su autor-, reflejando sobre todo las impresiones recibidas por el protagonista. Cada objeto (una estatua, un florero, el pelo de una mujer) se transforma a través de los ojos del narrador. Los diálogos son de una sencillez y una viveza insuperables.

Felisberto Hernández probablemente no tenga la fama de otros escritores hispanoamericanos, pero en su día fue reconocido por Cortázar u Onetti, entre otros. Y leyendo sus relatos, uno entiende por qué.

1 comentario:

  1. Y de hecho, por fin se ha empezado a reconocer que sin Felisberto, Cortázar no hubiera sido...

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