Idioma original: inglés
Título original: I capture the castleValoración: Recomendable
Año de publicación: 1948
A pocos les sonará el nombre de Dodie Smith, pero si les informo de que se trata de la escritora de 101 dálmatas, seguro que más de uno esbozará una sonrisa acordándose de la reina de las villanas, Cruella de Vil, y de sus víctimas, los noventa y nueve adorables cachorritos moteados. Pero no, no piensen lo que no es: El castillo soñado no es otra novela infantil de la Smith, aunque muchos se empeñen en catalogarla como juvenil.
El castillo soñado fue escrita por la británica en su madurez pese a que cuenta una de esas historias iniciáticas que hacen las delicias de los adolescentes y algún que otro adulto melancólico. Y como en toda novela de este género que se precie, la Caulfield de turno posee una personalidad madura e inquieta, rematada por tenues pinceladas de existencialismo. Su nombre es Cassandra Mortmain, desea ser escritora (aunque duda demasiado de su talento) y cuenta con diecisiete años. Vive en un castillo destartalado en una Inglaterra lluviosa y rural que recuerda más a los escenarios de las hermanas Brontë que a las pulcras casas con jardín de Jane Austen.
La familia de Cassandra, huérfana de madre, es bien peculiar: el padre es un escritor que alcanzó la fama con su primera novela, pero que lleva años estancado en una crisis creativa que le ha sumido el más desangelado existir y que ha atrapado a toda la familia en la miseria; su hermana mayor es Rose, bella, orgullosa, y la que peor lo pasa por ser tan pobre; Thomas es el nombre de su enclenque pero sabio hermano pequeño; su madrastra, la excéntrica pero adorable Topaz, fue musa de un afamado pintor, y Stephen, el joven jardinero de belleza griega que trabaja para ellos de forma gratuita, está perdidamente enamorado de Cassandra.
Pero la triste vida de los Mortmain, abocada irremediablemente a la desgracia, cambiará con la llegada repentina de dos jóvenes y apuestos hermanos norteamericanos, los nuevos propietarios de su romántico y decadente castillo. Sus encuentros y desencuentros con las princesas de la peculiar morada llenarán las páginas de la novela de esa textura conformada a base de ingenuidad, amor imberbe y primeras frustraciones que sólo las obras dedicadas a narrar los sinsabores del paso de la infancia a la madurez poseen.
Dodie Smith consigue que su historia (que puede ser considerada por los lectores más ácidos, predecible y poseedora de cierto aroma a “déjà vu”), atrape desde la primera página, envolviéndonos en escenarios de piedra, césped húmedo y vestidos comprados con los últimos peniques de una familia hambrienta. Y he de reconocer que este tipo de libros es mi debilidad.
PD: existe una película inglesa de 2003, con Romola Garai, Rose Byrne, Henry Cavill y el crecidito niño de ET como protagonistas. Y en este caso, la adaptación está muy lograda.
querida emily:
ResponderEliminarlo que cuentas en tu reseña me recuerda a nuestra pasada vida en el páramo y al accidente que trajo a nuestro hogar a aquella extraña pareja.
en estos momentos no puedo dejar de sonreir.
te mando un abrazo desde el otro lado del océano.
tu hermana que te quiere;
charlotte ;)
Querida Charlotte:
ResponderEliminar¡cuánto ha llovido desde entonces!
Como era de imaginar, tú has sido de las tres hermanas la más intrépida y aventurera, y te has instalado en las Américas, ni más ni menos.
Aquí, en Yorkshire, Anne y yo continuamos en constante pugna con el mundo real, refugiándonos en Gondal y Angria en los peores momentos...
Te echamos mucho de menos.
Siempre en tu corazón,
Emily