Idioma original: español
Fecha de publicación: 1986
Valoración: muy recomendable
El testimonio de Yarfoz narra la historia de Nébride, príncipe industrioso y pacífico de la casa gobernante entre los Grágidos, que se ve obligado a partir al exilio para no volver nunca. Su amigo Yarfoz, quien le acompañó en su desgracia, escribe para la posteridad las circunstancias que rodearon su partida para limpiar así la memoria del príncipe de todas las falsedades que la empañan. Sánchez Ferlosio sitúa la acción en una región imaginaria, poblada por los pueblos de los Grágidos y los Atánidas, que habitan a orillas del río Barcial. El río, frontera aceptada entre los territorios de ambos pueblos, da su nombre a los conflictos que durante siglos, intermitentemente, los enfrentaron: las guerras barcialeas. Es precisamente el estallido de la cuarta de estas guerras, condenado por el manso espíritu de Nébride, el episodio que decidirá su destino errante.
La narración se presenta de un modo no menos complejo que el que sigue Cervantes para el Quijote. Como es sabido, el verdadero autor de la historia de Don Quijote de la Mancha sería, según se cuenta en el capítulo IX de la primera parte, un tal Cide Hamete Benengeli, "historiador arábigo". Cervantes se habría limitado a editar, con ciertos cambios, el manuscrito que encontró por casualidad y que hizo traducir al castellano por un morisco. Sánchez Ferlosio repite esta complicada versión del recurso del "manuscrito hallado" e interpone también a dos personas (o quizá tres) entre su obra y él mismo.
En última instancia, como ya he dicho, la narración es el relato que hace Yarfoz sobre los principales acontecimientos de la vida del príncipe Nébride. El testimonio de Yarfoz es encontrado unos 250 años después por Ogai el Viejo, renombrado historiador que decide incluirlo como apéndice al Libro II de su Historia de las guerras barcialeas. Sánchez Ferlosio, por último, se presenta en una nota como el editor de esta magna obra de Ogai, de la que -por inconstancia- sólo publica este apéndice al Libro II. Algunas notas, supuestamente extraídas por Ferlosio de la Historia de las guerras barcialeas, ilustran a lo largo del texto algunos pasajes oscuros. Una de ellas, para complicar aún más el procedimiento, es atribuida a otro historiador: el llamado "falso Ogai".
El lenguaje del libro es de una solemnidad bella y arcaizante. Los más nimios episodios cobran así una altura lapidaria difícil de encontrar, que no deriva en ningún momento en vacía pompa retórica: son admirables la exactitud y capacidad de síntesis que muestra Sánchez Ferlosio al describir las matizadas reacciones de los personajes o las más complejas cuestiones históricas e institucionales de su mundo inventado. Los nombres, en fin, son pura música verbal: el príncipe Arriasco, el maestro Susubruz, la ciudad de Esteverna, el puente de Ordimbrod...
Más libros de Sánchez Ferlosio en ULAD: El Jarama
Por Dios, qué diferente -y cuánto más interesante- suena este libro de "El Jarama". Parece que S. Ferlosio utiliza el manido recurso del "narratario" (persona(s) a la(s) que dirige el relato para justificar así la narración en 1ª persona) de una forma bastante convincente. Se me hace raro que el terrible objetivista de "El Jarama" sea magistralmente capaz de adentrarse en un género tan diferente como la fantasía.
ResponderEliminarSí, tienes razón, yo no he leído "El Jarama", pero por lo que cuentas habría que sumar a Sánchez Ferlosio a la especie de los escritores esquizofrénicos. Que yo sepa, tiene al menos otro texto en el que recrea este mismo mundo fantástico: el cuento "Los príncipes concordes" recogido en "El geco", tomo que reunió varios relatos dispersos con motivo del Premio Cervantes.
ResponderEliminarY un poco de Salsa rosa literario: Sánchez Ferlosio es hijo de Rafael Sánchez Mazas, también escritor y uno de los fundadores de Falange. Durante la guerra, Sánchez Mazas fue apresado por las tropas republicanas y sobrevivió a un fusilamiento, historia que sirve de base al argumento de la novela "Soldados de Salamina", de Javier Cercas. Vivió parte de su infancia en Bilbao, donde hoy da nombre a uno de los paseos del parque.
Dos matices: 'El testimonio de Yarfoz' es una preciosa novela de humor, a la que críticos y editores enterraron en su momento con sus crípticas reseñas. Y es todo lo contrario: luz, imaginación, juego verbal y una ironía deliciosa. Por otra parte, 'La vida nueva de Pedrito Andía', novela de su padre, "uno de los fundadores de Falange", es, por encima de todo, una buena novela.
ResponderEliminarHola, Anómino, gracias por comentar. Hombre, yo no diría tanto como que se trata de una novela de humor, pero desde luego estoy totalmente de acuerdo con la luz, el juego y la ironía que le atribuyes. Veo, además, que yo tampoco conseguí transmitirlo en mi reseña... así que muchas gracias por matizarlo. En cuanto a la novela de Sánchez Mazas, no tengo el gusto de haberla leído.
ResponderEliminarUn abrazo