Páginas

domingo, 7 de abril de 2024

Stephen Graham Jones: El único indio bueno

Idioma original: inglés

Título original: The Only Good Indian

Año de publicación: 2020

Traducción: Manuel de los Reyes

Valoración: recomendable 

Cuando uno ya lleva unos cuantos años reseñando libros de forma profesional (sí, profesional, porque no veáis la morterada que cobramos aquí, amén de las dietas, más las mordidas que nos pagan las editoriales) aprende a manejar ciertos conceptos propios de la intelligentsia literaria, aunque no tenga ni zorra idea de lo que significan por complejos que puedan parecer para el profano; así ocurre, por ejemplo, con "alteralidad", "metaficcional", "flujo de conciencia" y un largo y no menos pedante etcétera. Una de estas interesantes expresiones es la de "suspensión de la incredulidad", siempre presente, necesariamente, en cualquier narración de ficción, pero que pocas veces he encontrado de forma tan ostensible... por contradictoria, como en esta novela del celebrado, al menos en los últimos tiempos, Stephen Graham Jones.

Me explico: El único indio bueno (ya se sabe lo que decían los pioneros del Salvaje Oeste, esos intrépidos forjadores de la Tierra de la Libertad, Home of the Braves, etc.: el único indio bueno es el indio muerto...) va precisamente de eso, de indios (emplearía lo de "nativos americanos", pero si el autor, que es todo un Pies Negros, no lo hace, no voy a enmendarle yo la plana) que si no están muertos, es de milagro. O mejor aún, ya están muertos pero aún no lo saben. Se trata, en este caso, de los amigos Ricky Costillas Marcadas, Lewis A. Clarke ( sí, es un chiste), Gabe Pistolas Cruzadas y Cass Ve Ciervos - a.k.a. Piensa Dos Veces-, Pies Negros como SGJ, que sufren la persecución de un ente preternatural que busca venganza por un acto que cometieron los colegas diez años atrás (acto, dicho sea de paso, que tal vez resulte terrible y hasta imperdonable en la cultura indígena norteamericana, pero que no llama tanto la atención en la España de los festejos taurinos a cascoporro, las monterías pijas en plan La escopeta nacional y los cazadores con pulseritas de España y de VOX que amenazan a cualquier agente del SEPRONA que se les ponga por delante). El objetivo de tan implacable  venganza, que a fin de cuentas de eso trata esta novela, no serán únicamente nuestros four little indians (fijaos en la elegante alusión a esa canción infantil un tanto racistilla; la idea no es mía, pues se menciona también en el libro... y de hecho, y perdón por el posible spoiler, en eso consiste su trama), sino también sus seres más queridos e incluso alguno que otro que pasaba por allí... quien busca vengarse no ha de andarse con remilgos, amigos.

Bueno, vale, pensará alguno de nuestros lectores o lectoras más susceptibles: este tío ya nos ha soltado su habitual ración de chorradas, se ha metido con VOX, ha hecho comentarios que no vienen al caso y, en definitiva, se ha ido por los cerros de Úbeda... Pero en realidad apenas nos habla del libro y mucho menos nos explica a qué viene la digresión del primer párrafo, a no ser que sea una forma de alimentar su ego, sin más... Pues habéis acertado... quiero decir, no en lo del ego (bueno, un poco, sí), sino en que me estoy yendo por los cerros de por ahí. Tengo mis razones, empero. La primera, es que estoy tratando de hablar de esta novela sin estropearle a nadie su posible lectura, cosa fundamental, por motivos obvios, cuando hablamos de thrillers de terror, como es el caso, pero también muy difícil de evitar, por los mismos motivos... de ahí tanta palabrería, reconozco que prescindible.

En segundo término, porque, lo admito, me cuesta un poco concretar lo que he  mencionado en el primer párrafo, mis reticencias a si en esta novela el autor ha conseguido la famosa "suspensión de la incredulidad en el lector". En este lector, al menos, no del todo. Que igual si yo fuera un nativo americano o de alguna etnia a la que se supone mayor conexión tanto con el mundo natural como con el sobrenatural lo vería de otro modo y ya sé, además que en cualquier narración de tipo fantástico hay que tener un poco de manga ancha y concederle al elemento irreal  el beneficio de la duda, pero, lo siento, no me acaba de convencer la amenaza que se cierne sobre nuestro grupo de amigos Pies Negros... y no porque las dotes narrativas de este escritor sean escasas; muy al contrario, SGJ hace todo lo que está en su mano para que la cosa resulte creíble y aun ominosa, pero mira, chico, cuando es que no, es que no...

¿A qué viene entonces la valoración de "recomendable", se extrañarán entonces nuestros muy avispados/as lectores y lectoras? Pues porque, dejando aparte esa reticencia mía ( que no deja de ser subjetiva) a aceptar el componente fantástico de la historia, todo los demás que aparecen en la novela estás MUY, PERO QUE MUY BIEN: la ambientación, magnífica, en una parte de EE.UU. -una reserva india en Montana- que rara vez encontramos en la ficción y que nos permite conocer la realidad de los indios norteamericanos actuales, más allá de idealizaciones y misticismos; los personajes, perfectamente construidos, con una mayor complejidad de lo que puede parecer, dada la naturaleza de la novela; la prosa de SGJ, estupenda, más elaborada y sutil de lo que se acostumbra en muchos thrillers y narraciones de terror... En suma, que, si os gusta el género (y si no, también, ¿por qué no?), haréis bien en dedicarle un tiempo a esta novela, sin tener demasiado en cuenta las pegas que pueda poner un humilde reseñista como yo... al que ya le gustaría ser capaz de escribir algo de este nivel, por otra parte ; )

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja a continuación tu comentario. Los comentarios serán moderados y solo serán visibles si los aprueba un miembro del equipo.