Idioma original: Italiano
Título original: Quaderno proibito
Año de publicación: 1952
Traducción: Pepa Linares. En catalán: Josep Miracle.
Valoración: Muy recomendable
Domingo por la
mañana, Valeria sale temprano a la calle mientras su marido y los hijos demoran
perezosos el momento de levantarse. Roma. Otoño, año 1950. Valeria compra un ramo
de caléndulas y entra en el estanco para que Riccardo encuentre cuando
despierte una cajetilla de sus cigarrillos en la mesita. Mientras guarda cola, repara en una pila de cuadernos y al llegar su turno le pide uno al
estanquero, que se niega, pues ese día de la semana sólo le está permitido
vender cigarrillos; los domingos –le dice- un guarda se apuesta en la puerta
para comprobar que apenas despache tabaco. Valeria insiste, ahora el impulso es
necesidad. Finalmente, el estanquero cede, le da un cuaderno y le pide que lo
oculte entre su abrigo. Ya es un cuaderno prohibido.
El cuaderno es
negro y lustroso, como una sanguijuela. Y desde el primer día genera en Valeria
adicción y rechazo. En su primera entrada se instala la duda, el pánico; a
descubrirse, a ser descubierta. A plantearse si tras 22 años de matrimonio, de
abnegada entrega a marido e hijos, se debe conformar con su existencia y con el
rol que desempeña o si no es más que una olla a presión repleta de
sentimientos, emociones y afanes pugnando por ocupar un lugar, su lugar. No es
que Valeria carezca de una habitación donde refugiarse, carece incluso de un
cajón donde resguardar de los demás su cuaderno.
Sincerarse, a
solas, a través de las hojas que va rellenando con la escritura supone una
deslealtad con el marido. Es un empeño secreto y solitario, y como tal un
engaño, un fraude a su papel de esposa y madre, esclava de la familia y de la
casa. Una sumisión que Valeria asume como su fuerza, la aureola de su martirio,
la aceptación mansa de un destino que no se cuestiona. Aunque la madre perfecta
es también capaz de aplicar a los suyos una mirada tan acerada como la que se
lanza a si misma, al ser, como es, consciente de que el hecho de que le
reconozcan su entrega, su cansancio, les exime de toda responsabilidad. Valeria
es la primera en creerse la obligación del sometimiento, de imponerse el
apremio de no salirse ni un milímetro de lo que se espera de las buenas y
decentes madres.
El tono que la narradora imprime a su diario no es del lamento ni el ajuste de cuentas, ni
siquiera la duda. Es el de la constatación, objetiva y razonada, lúcida y
perspicaz, y esa textura le da a la narración forma y ritmo, dotándola de
originalidad y atractivo. La protagonista no se plantea su situación como un
pesar, como un problema, como un despropósito contra el que actuar, si no que
asume sus circunstancias como naturales y nos transmite lo nefasto y ruin de la
situación a través de la actitud y el comportamiento de los personajes
masculinos –Michele, el marido, y Riccardo, el hijo mayor- y la opción de rebelarse
mediante la figura de la hija menor, Mirella. Una manera de contar, a mi entender, que hace de la narración un certero e inesperado artefacto explosivo.
En el relato de su
evolución en los seis meses que dura la escritura del diario, asistimos a su
periplo; cómo se siente atraída por su jefe, cómo se presenta el deseo y cómo
se envuelve en el juego mecánico de la seducción… Al fin y al cabo, se nos
excusa, no hay sentimiento que pueda resistir un análisis continuo y despiadado
ni persona reflejada en el espejo de todos y cada uno de sus actos que pueda
sentirse satisfecha de si misma… “He intentado volverme vieja y puede que sólo
haya conseguido volverme mala”, escribe la protagonista.
El cuaderno
prohibido fue publicado por entregas entre diciembre de 1950 y junio de 1951 en
la revista italiana La Settimana Incom Illustrata. Su autora, Alba de Céspedes
(Roma, 1911 – París, 1997), de
ascendencia cubana, fue entre los años 40 y 60 del siglo pasado traducida al
castellano y publicada con frecuencia en España (y me imagino al censor de turno desatado, en trance), aunque después su rastro se perdió por el desinterés del público y la
industria, tal como parece suceder también en su Italia natal. Y es una pena,
parcialmente subsanada con el rescate, nueva traducción y edición de esta
novela sustentada en el cuaderno negro que, según Alba de Céspedes, todas las mujeres esconden.
Pues por lo que cuentas parece un libro bien interesante. Excelente reseña, hermano.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPues así es, lo empecé sin mucha expectativa y ha sido una buena sorpresa. Gracias por el comentario, bro...
ResponderEliminarMe lo apunto, sin duda
ResponderEliminarHola Ana,
ResponderEliminar...entonces, ya nos contarás!
Gracias por comentar.