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domingo, 29 de mayo de 2011

Ambrose Bierce: El clan de los parricidas y otras historias macabras

Idioma original: inglés
Valoración: recomendable

Este volumen recopilatorio de "relatos fantásticos" de Ambrose Bierce demuestra de manera práctica un axioma (venga, sí, vamos a llamarlo "axioma de Santi") que vengo defendiendo desde hace tiempo: el humor y el terror son incompatibles. Pueden darse juntos en un mismo libro, pero siempre deben mantenerse claramente separados. El terror exige implicación emocional, empatía, inmersión; el humor imprime distancia y quiebra la ilusión de realidad de la ficción. Un chiste mal puesto te puede destrozar una película de miedo.

Viene esto a cuento de la diferencia esencial que hay entre varios de los relatos recopilados en este volumen: los que componen el apartado "El clan de los parricidas", y casi todos los demás. Los primeros son cuentos macabros, sin duda (su tema central es uno o varios asesinatos, descritos con toda crudeza), pero no producen terror, sino risa, por el modo irónico, despreocupado y por momentos absurdo con que están escritos; los segundos darán más o menos miedo según el lector, pero son cuentos puramente terroríficos, con sus fantasmas, muertos vivientes, maldiciones y casas embrujadas, y sus ambientes lúgubres y misteriosos.

Para mi gusto, el mejor Ambrose Bierce (el que también luce en El diccionario del diablo) es el primero: el escritor irónico de humor ácido y absurdo, que no deja títere con cabeza ni tiene problema en mostrar la mayor crueldad con sus congéneres. Como escritor cómico, pondría a Ambrose Bierce entre los mejores que he leído. Vean algunas frases como ejemplo:
La transformación de sus vecinos en aceite de perro llegó a ser, en pocas palabras, la pasión de sus vidas.
En junio de 1872, una mañana temprano, asesiné a mi padre, acto que me produjo una tremenda impresión.
El comisario comprendió el peso de estas consideraciones -él también era un asesino con gran experiencia.
...de no haber sido por una madre justa y cariñosa que relegó al resto de los hermanos y se encargó personalmente de mi educación, habría crecido en la ignorancia y me habría visto obligado a dedicarme a la enseñanza.
Papá tuvo la desgracia de morirse cuando yo tenía diecinueve años. Como siempre había disfrutado de una salud de hierro, él fue el primer sorprendido por el hecho.
Me detuvieron por perturbar el orden público y desde entonces siempre he sido juzgado por un Tribunal de Detalles Técnicos y Aplazamientos. Por ello, después de quince años, mi abogado está moviendo cielo y tierra para conseguir que mi caso sea transferido al Tribunal de Revisión de Nuevos Procesos.
No es que los cuentos de terror sean malos: son correctos, consiguen crear esa atmósfera alucinatoria, esa mezcla de atracción y repulsión tan característica, e incluso algunos son notables en su concepción; pero no pasan de ser relatos de terror sin una grandísima originalidad, ni de temas ni de estilos. Son obras puramente de género. No están mal, pero los hay mejores.

Por cierto que el hecho de que esta reseña no tenga ni título original ni fecha de publicación, se debe a que el volumen recopila relatos dispersos de Bierce, publicados en los últimos años del siglo XIX y primeros del XX. Y habría sido muy largo enumerarlos todos...


También de Ambrose Bierce: El diccionario del diabloCuentos negros

4 comentarios:

  1. estoy de acuerdo contigo, santi
    cuando bierce se pone cómico, es buenísimo
    y cuando se pone serio (es decir, terrorífico), está bien, es correcto
    escribe buenas historias de terror, pero nada que te haga recordarlas demasiado tiempo

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  2. En el cine, sin embargo, la mescla de terror y humor funciona realmente muy bien, ¿no? El regreso de los muertos vivos está buenísima, y la saga de Freddy Krueger también tiene sus momentos. Saludos cordiales.

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  3. ¡Me olvidaba de La danza de los vampiros, otra melange genial!

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  4. Bierce es mucho más que un simple escritor de historias de terror (para eso váyanse a leer a Lovecraft o a Stephen King). Bierce es el creador del denominado "terror satírico", género que fundó él mismo y que lo aparta y lo diferencia de todos los demás. Con todo, a mí algunos de los relatos de terror de Bierce, aun estando más cerca de la sátira que otra cosa, me parecen muy macabros e inquietantes. Y no me explico cómo alguien puede tomarse como "humor" lo que en realidad es "sátira social" (porque no son lo mismo ambas cosas); alguien que se ría a mandíbula batiente con cuentos tan cafres como "Una tumba sin fondo" o "Mi crimen preferido" preferiría no tenerlo cerca, pues me parece que está cerca de ser un psicópata. Los relatos de parricidios de Bierce son, como mucho, para esbozar una sonrisa nerviosa ante sus brutalidades, no para troncharse la caja torácica. La sátira, la buena sátira espejo de irracionalidades, jamás tiene como intención hacer reír ni entretener, sino provocar la reflexión moral en el lector. El propio Bierce tiene un ensayo acerca de todo esto.

    Leer a Bierce como a un autor humorístico vendría a ser lo mismo que leer el ”Moby Dick” de Melville como una novela de aventuras o “La Divina Comedia” como una novela de “fantasía”. Es quedarse en la mera superficie de la obra genial de este siempre infravalorado autor.

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