Año de publicación: 2025
Valoración: Bastante recomendable
Hace unos días hablaba de Andy Warhol y ahora toca hablar de David Cronenberg, quien ha sido capaz como pocos de conciliar dos lenguajes con registros, recursos y potencialidades tan diferentes como cine y literatura.
Pero primero hay que presentar al autor / personaje y para ello se ofrecen, en el capítulo inicial, pinceladas biográficas de un David Cronenberg que siempre quiso ser escritor, que siempre tuvo esa voluntad de escribir y ser leído y que siempre intentó, de una u otra manera, ordenar el caos. La puesta en situación se completa con la enumeración de las constantes y referencias (por ejemplo, en lo literario, Nabokov, Burroughs, Kafka, Camus...) que recorrerán una obra independiente, autónoma y subversiva con la que el canadiense busca que nos sumerjamos en abismos a veces insondables.
Superada esta presentación inicial, Alonso Cano se adentra en los puntos cardinales que orientan la obra de Cronenberg. Romanticismo existencialista, espectros errantes, colonizaciones parasitarias y la infección mutua de carne e inconsciente vertebran una obra también recorrida por la pulsión de muerte y por sexualidades complejas en permanente transformación y redefinición. Y claro, aquí es inevitable que aparecen Freud, Lacan o Derrida y la cosa se va poniendo densa. ¡PSICOANÁLISIS Y EXISTENCIALISMO, LA KETAMINA DE LOS GAFAPASTAS! ¡Mas no temáis, amados lectores, porque densidad y profundidad no están reñidas con accesibilidad!
En cualquier caso, algo más ligero es el tercer e interesantísimo capítulo en el que el autor se centra en las diferentes recreaciones llevadas a cabo por Cronenberg. King, Ballard o Burroughs han pasado por la lente del canadiense, quien dice que ninguna novela es adaptable; en todo caso, será recreable. Y aquí entran en juego cuestiones como la posible conciliación de ambos lenguajes, la fidelidad al original o el nivel de reescritura que existe en esas recreaciones. No hay una respuesta tajante a estas preguntas y, por tanto, el autor no puede ofrecerlas. Pero cualquier interesado en la materia encontrará ejemplos de esa hibridación entre cine y literatura que hacen de la pregunta "qué es mejor: el libro o la peli" algo sumamente espinoso.
Y quizá el ejemplo más logrado de esa hibridación sea Dead ringers (Inseparables), película ambigua e irreal con un magnífico Jeremy Irons ( y una Genevieve Bujold que es absolutamente 💓💓💓) en la que se condensan las obsesiones y temas cronenbergianos. Se me ocurrió ver la película días antes de leer el libro y, de verdad, creo que el análisis que Alonso Cano hace de la película, de su imaginería, de su simbología es magnífico.
Decía al comienzo de la novela que Cronenberg siempre quiso ser escritor. Pues bien, en 2012 publicó su novela Consumed, cuyo examen ocupa el quinto capítulo del libro. Referencias cinematográficas y literarias que reaparecen en un texto con el que intenta centrarse en su voz literaria, si bien resulta imposible escapar de lo visual y escenográfico.
Ya termino. Vale que David Cronenberg. Infecciones y mutaciones narrativas es un ensayo sobre cine, pero no es solo eso. Es un ensayo sobre (re)escrituras, hibridaciones, obsesiones y miedos, sobre el hombre de nuestro tiempo (y de todos los tiempos) y sobre cómo la ficción refleja todo lo anterior. Así que sin miedo, a ver pelis de Cronenberg (hay que joderse, Oriol, con lo que me gusta a mi Eastern promises y apenas la citas en el libro) y a leer este librito.
Cronenberg no es para todos los gustos, pero sus películas son una aportación importante al fantástico, pasada por el tamiz de una imaginación macabra obsesionada por la enfermedad, la muerte y la mutación. Es un director de cine culto y de culto, muy personal, y en sus películas resuenan los autores que se citan en la reseña y otros. Ahora, su novela "Consumidos" consume sobre todo el ánimo del sufrido lector desde las primeras páginas. No pude con ella. Las ocurrencias entre geniales y bizarras del señor Cronenberg funcionan a veces en la pantalla; sobre el papel son un batiburrillo de chifladuras de mal gusto y estilo intelectualoide-abigarrado-espesoide. De todas formas, Cronenberg no es para echar en saco roto. Muchas gracias por descubrirnos este libro.
ResponderEliminarUn cordial saludo.